Se sabe el tipo de vestimenta que le pusieron a MJ en el ataúd? Algún boceto disponible o algo?
Michael Bush, su estilista, fue quien le vistió. Lo cuenta en su libro The king of style:
Dos semanas después de la muerte de Michael nuestro teléfono seguía sonando sin parar, pero hubo una llamada que no esperaba, de la familia de Michael. Su hermana La Toya estaba al teléfono.
“La familia ha decidido que ustedes deberían elegir lo que Michael llevará puesto para su eterno descanso”.
Cuando recuperé la voz, mi primera reacción fue: “No creo que pueda hacerlo”.
“Tienes que hacerlo”, La Toya era firme. “¿Quién sino lo haría?”
Ella tenía razón. ¿Quién lo haría? Dennis y yo nunca nos habíamos negado a contestar una llamada de Michael y no íbamos a empezar ahora. Así que, humildemente, acepté el honor de vestir a Michael Jackson por última vez.
Veinticinco años trabajando con Michael actuaron como un proyector en nuestra mente. La magia, la mística, la búsqueda, lo siguiente, destellando ante nosotros e inspirando nuestro último y más importante acertijo ¿Cuál era la pieza favorita de Michael? ¿Qué detalles deberíamos incluir?
Una cosa sabíamos cierta gracias una breve conversación que tuvimos los tres hacía mucho tiempo. “Si algo me sucede, por favor, no me pongáis el guante. Ese guante es solo para Billie Jean”, nos dijo.
A la pregunta de si Michael tenía prendas favoritas, él habría contestado como un padre que se niega a elegir entre sus hijos: “Oh, todas son mis favoritas”. Pero sabíamos que eso no era verdad. Este hombre místico no tenía secretos para nosotros en cuanto a lo que más le gustaba.
Necesitábamos bisutería y abalorios. “Y un ángel, un escudo y un brazalete”, recitó Dennis abriendo cajones y buscando las cosas. Me uní en la búsqueda de lo que Michael consideraría lo apropiado para un rey. ¿Perlas? Si. A Michael le gustaría eso. Dennis estuvo de acuerdo.
Entonces me acordé.
¿Dónde estaba la chaqueta de perlas que Michael usó en 1994 (1993 en realidad) cuando Janet le entregó el Grammy?
No teníamos tiempo de buscar la original, así que Dennis empezó a cortar inmediatamente el patrón de una chaqueta militar. Esta sería la última imagen que el mundo tendría de Michael, si la familia lo permitía, y necesitaba llevar las piedras de un rey: perlas. Muchas perlas. En la chaqueta que cortó Dennis cosí ciento de perlas en el intento de recrear la que sabíamos que era la prenda favorita de siempre de Michael. Y el resto del traje pareció salir de forma natural. Cosí una campanilla de lentejuelas con un vestido verde lanzando un hilo de polvo de hadas, que a él tanto le gustaba, en el interior del lado derecho de la chaqueta. A cada lado del cuello cosimos una flor de lis. Sobre el corazón de Michael, la cruz de Malta. Para el brazalete usamos color negro azabache cubierto de estrás de piedras cuadradas y una corona real británica en plata de ley.
Levi’s negros eran seguros, pero dimos un paso mas y los hicimos de piel incrustados de cuentas. Y como sabíamos que no incluiríamos el guante, decidimos incluir lo que consideramos como el “siguiente guante”, espinilleras de Lucite que brillaban como cristal antibalas, las cuales iba a usar en el número de apertura de “This Is It”. Usamos además otras cosas de la gira: Un cinturón chapado en oro de dieciocho quilates adornado con piedras semipreciosas multicolores, con dos ángeles sosteniendo una corona en la hebilla y, por supuesto, las gafas de sol. Teníamos montones de gafas de sol a mano, porque Michael las rompía a diario. Respecto a sus pies, Michael bailaba con sus Florsheim, pero cuando no actuaba siempre llevaba botas Beatle. Llamé a La Toya y le pregunté qué quería la familia.
“Tiene que irse de este mundo bailando”. No había ni una gota de duda en sus palabras. “Los Florsheim, definitivamente”.
Dos semanas después de su muerte, llegó el momento de llevar las ropas a Michael a Forest Lawn, donde la familia celebró una ceremonia privada.
No pude dejar los zapatos que Michael me dio después del Bad Tour. Eran mi personal trozo de mística de Michael. Ya era suficientemente difícil decirle adiós a un amigo y encontré alivio sabiendo que me había dado una parte de sí mismo. Así que compré un nuevo par de Florsheim, los arañé como Michael me había enseñado y los llevé a la funeraria. Dejé allí las ropas pero, antes de que pudiera darme la vuelta e irme, me dijo el empleado: “La familia ha pedido que sea usted quien vista a Michael”.
Si Michael alguna vez te necesitó, me dije a mí mismo,
es ahora.
Mi dolido corazón se animó al saber que es un hermoso regalo haber cuidado de un querido amigo en la vida y después de la vida.
Sobre el féretro chapado en oro de dieciocho quilates, Dennis colocó un arreglo floral de lirios orientales blancos. En el otro lado puso una foto enmarcada de Michael con su traje de “Come Together”, con aspecto invencible, extraordinario, portando dos lirios azules. Cuando Prince y Paris se acercaron a su padre lo hicieron llevando una corona. La que había diseñado, soldado y creado Dennis con amor y honor.
Prince y Paris colocaron la corona de su padre sobre los lirios. Mientras los rubíes, esmeraldas y zafiros captaban la luz de la luna que bailaba en la noche a lo largo del cielo, contemplamos no un funeral, sino una coronación.