Podría recomendarte un título, el cual conservo en mi biblioteca con enorme apego y aprecio desde mi adolescencia, pues me fue obsequiado (sólo para mí, en exclusiva, al término del curso académico) por la joven, encantadora y atractiva profesora de música que me impartió durante algunos años dicha asignatura en el instituto y con quien tejí un vínculo de entendimiento, una conexión platónica, que siempre preservaré conmigo para los restos. De hecho, siempre que mi mirada se cruza con él, en la estantería de mi cuarto, pienso instantáneamente y por acción espontánea en ella, con quien me reencontré algún tiempo después, en circunstancias bien diferenciadas. Pero, en fin, ello no compete aquí, en estas líneas.
Hablo de El maravilloso mundo de la música (Alianza Editorial, 1984), del austríaco Kurt Pahlen (1907-2003), en el que este compositor, director de orquesta y autor de algunas obras clásicas traducidas a otros idiomas para la radio y la televisión, inculca al lector su dilatada experiencia en el campo de la música clásica, a través de un hilo conductor que descansa en torno a las vivencias del personaje protagonista con un grupo de chicos y chicas a quienes acoge como alumnos en su casa, aprendiendo las nociones clave de la disciplina con motivo de las vacaciones de verano.
Un relato en el que se entremezclan la historia de la música clásica, la relación entre la física y aquélla, las escalas musicales, los diferentes tipos de instrumentos y dispositivos que participan e intervienen en una orquesta, la descripción de las biografías, anécdotas y logros de algunos de los músicos más eminentes del período clásico -Mozart, Beethoven, Bach, Chopin, Haydn, Wagner...-, siempre desde un prisma ameno y entendible para todo tipo de públicos. 368 páginas conforman su extensión.
Puede que persigas otro género, o consideres un tanto superado un texto destinado, a priori, a niños y adolescentes, pero si tu intención reside en toparte con un libro de iniciación a la música clásica, éste puede suponer un buen comienzo.