pussycontrol
HideOuter Gayhetero
Dejo aquí esta, que lo es, gran declaración de amor al séptimo arte en tanto que la estimo realmente emocionante, elocuente y contundente en tal exposición apasionada de cinéfilo de pro: Y además porque- extrapolándolo- podría ser extensible/entendible a la música y por cualquier melómano:
"ESA YA LA HE VISTO"
Me lo pregunto en ocasiones: ¿cuántas veces puedo llegar a ver una misma película y seguir disfrutando de ella incluso tanto o más que la primera vez?
Hay una frase que suelo escuchar con bastante frecuencia, sobre todo, cuando me encuentro con personas (familiares o amigos) más jóvenes, que me saca un poco de quicio: "Esa no. Ya la hemos visto".
¿Y?
Para mí es algo así como si me como una buena fabada y, como ya conozco su sabor, no puedo volver a comerla nunca más. Más o menos.
Esa forma de entender el cine (y conste que respeto todas las opiniones) es algo que no comprendo y que, a lo que observo, tampoco entienden de nosotros muchos de los que nos rodean.
"¿No te cansas de ver siempre las mismas películas?", también es una frase que me suelen decir a menudo.
Vamos a ver; a lo largo de estos cuarenta y tantos años que ya cargo a mis espaldas habré visto unas 6000 o 7000 películas y por supuesto que he visto muchas de ellas más de dos, de tres o de veinte veces, pero es que no entiendo que tenga uno que prescindir del disfrute de ver "Matar a un ruiseñor" o "Tú y yo" o "Sopa de ganso" o "Un extraño en mi vida" o "Ninotchka" o "El maquinista de La General" o "El Padrino"..., las veces que sea necesario.
Si una buena película te cambia una tarde gris y la convierte en algo mejor..., ¡qué demonios! pues pienso recurrir a ella las veces que sea preciso.
Tal vez la clave está en que esta "costumbre" que tenemos los cinéfilos de revisitar varias veces una serie de películas implica que hubo otro tiempo en que a lo largo del año el número de grandes películas que se rodaban y que apetece ver una y otra vez era infinitamente superior al número de películas actuales que estamos dispuestos a ver sin descanso.
O al menos, eso es lo que a mí me ocurre. Y conste que aunque en este foro no las comentemos debido a las reglas del mismo, yo siento verdadera admiración por muchas películas "modernas". Aunque en un cómputo global..., no hay color. El número de joyas del cine clásico es infinitamente superior al de joyas del cine actual. Qué le vamos a hacer.
Así que sí. Que soy un pelma. Que me empeño en que veáis una peli de Cary Grant y Katharine Hepburn en la que sale un leopardo, aunque me decís que ya la habéis visto, cosa que dudo porque lo único que me contáis de ella es que era en blanco y negro.
En fin, de acuerdo, veremos la última de Marvel. Y luego cada uno a su casita y yo volveré a dejarme enloquecer por Katharine una vez más. Es lo que hay.
El cine, y eso es algo que solamente entienden los verdaderos aficionados, es una droga muy muy fuerte. Yo creo que, como mínimo, tanto como el amor, el café o el arroz con leche recién hecho.
Por eso yo necesito, de cuando en cuando, volver al camarote aquel de los hermanos Marx.
Necesito sentir en la cara el viento húmedo y salado al timón de La Peregrina de Salem.
Necesito darme un paseo por las playas irlandesas que Mitchum recorría buscando las huellas de una infidelidad.
Necesito reencontrarme con Michael, con Sonny, con Fredo y con Don Vito.
Necesito cruzar mi espada con la de Robin entre los árboles del bosque de Sherwood.
Necesito volver a enamorarme de una muchacha con una maleta llamada Claudia.
Necesito sentir la voz susurrante de Marilyn cantándome aquello de "Pu, pu, pidú".
Necesito ponerme en pie en el anfiteatro del tribunal para rendir pleitesía al abogado de gafas y traje "seersucker" que nos enseñó que matar a un ruiseñor es pecado mortal.
Necesito fugarme con Escarlata de una Atlanta en llamas.
Necesito volver a reunirme con Newman para escapar de esa cárcel sureña construida a prueba de indomables.
Necesito cabalgar por el Monument Valley en compañía de Ethan Edwards y Martin Pawley, buscando sin descanso a la pequeña Debbie.
Necesito subir de nuevo a lo alto de Empire State y esperar, con Nueva York a mis pies, que aparezca Deborah y me cambie la vida para siempre.
Necesito dejarme arrastrar una y otra vez por la locura de Katharine Hepburn, aunque al final me destroce el esqueleto del dinosaurio que llevo años intentando recomponer.
Y, en fin, necesito volver a Innisfree después de un duro día de trabajo en el campo para abrazar a mi pelirroja favorita de entre todas mis pelirrojas favoritas.
Sí, hay películas que he visto ya un buen número de veces.
Y llamadme raro...
Pero sueño con poder seguir viéndolas aún muchas veces más.
"ESA YA LA HE VISTO"
Me lo pregunto en ocasiones: ¿cuántas veces puedo llegar a ver una misma película y seguir disfrutando de ella incluso tanto o más que la primera vez?
Hay una frase que suelo escuchar con bastante frecuencia, sobre todo, cuando me encuentro con personas (familiares o amigos) más jóvenes, que me saca un poco de quicio: "Esa no. Ya la hemos visto".
¿Y?
Para mí es algo así como si me como una buena fabada y, como ya conozco su sabor, no puedo volver a comerla nunca más. Más o menos.
Esa forma de entender el cine (y conste que respeto todas las opiniones) es algo que no comprendo y que, a lo que observo, tampoco entienden de nosotros muchos de los que nos rodean.
"¿No te cansas de ver siempre las mismas películas?", también es una frase que me suelen decir a menudo.
Vamos a ver; a lo largo de estos cuarenta y tantos años que ya cargo a mis espaldas habré visto unas 6000 o 7000 películas y por supuesto que he visto muchas de ellas más de dos, de tres o de veinte veces, pero es que no entiendo que tenga uno que prescindir del disfrute de ver "Matar a un ruiseñor" o "Tú y yo" o "Sopa de ganso" o "Un extraño en mi vida" o "Ninotchka" o "El maquinista de La General" o "El Padrino"..., las veces que sea necesario.
Si una buena película te cambia una tarde gris y la convierte en algo mejor..., ¡qué demonios! pues pienso recurrir a ella las veces que sea preciso.
Tal vez la clave está en que esta "costumbre" que tenemos los cinéfilos de revisitar varias veces una serie de películas implica que hubo otro tiempo en que a lo largo del año el número de grandes películas que se rodaban y que apetece ver una y otra vez era infinitamente superior al número de películas actuales que estamos dispuestos a ver sin descanso.
O al menos, eso es lo que a mí me ocurre. Y conste que aunque en este foro no las comentemos debido a las reglas del mismo, yo siento verdadera admiración por muchas películas "modernas". Aunque en un cómputo global..., no hay color. El número de joyas del cine clásico es infinitamente superior al de joyas del cine actual. Qué le vamos a hacer.
Así que sí. Que soy un pelma. Que me empeño en que veáis una peli de Cary Grant y Katharine Hepburn en la que sale un leopardo, aunque me decís que ya la habéis visto, cosa que dudo porque lo único que me contáis de ella es que era en blanco y negro.
En fin, de acuerdo, veremos la última de Marvel. Y luego cada uno a su casita y yo volveré a dejarme enloquecer por Katharine una vez más. Es lo que hay.
El cine, y eso es algo que solamente entienden los verdaderos aficionados, es una droga muy muy fuerte. Yo creo que, como mínimo, tanto como el amor, el café o el arroz con leche recién hecho.
Por eso yo necesito, de cuando en cuando, volver al camarote aquel de los hermanos Marx.
Necesito sentir en la cara el viento húmedo y salado al timón de La Peregrina de Salem.
Necesito darme un paseo por las playas irlandesas que Mitchum recorría buscando las huellas de una infidelidad.
Necesito reencontrarme con Michael, con Sonny, con Fredo y con Don Vito.
Necesito cruzar mi espada con la de Robin entre los árboles del bosque de Sherwood.
Necesito volver a enamorarme de una muchacha con una maleta llamada Claudia.
Necesito sentir la voz susurrante de Marilyn cantándome aquello de "Pu, pu, pidú".
Necesito ponerme en pie en el anfiteatro del tribunal para rendir pleitesía al abogado de gafas y traje "seersucker" que nos enseñó que matar a un ruiseñor es pecado mortal.
Necesito fugarme con Escarlata de una Atlanta en llamas.
Necesito volver a reunirme con Newman para escapar de esa cárcel sureña construida a prueba de indomables.
Necesito cabalgar por el Monument Valley en compañía de Ethan Edwards y Martin Pawley, buscando sin descanso a la pequeña Debbie.
Necesito subir de nuevo a lo alto de Empire State y esperar, con Nueva York a mis pies, que aparezca Deborah y me cambie la vida para siempre.
Necesito dejarme arrastrar una y otra vez por la locura de Katharine Hepburn, aunque al final me destroce el esqueleto del dinosaurio que llevo años intentando recomponer.
Y, en fin, necesito volver a Innisfree después de un duro día de trabajo en el campo para abrazar a mi pelirroja favorita de entre todas mis pelirrojas favoritas.
Sí, hay películas que he visto ya un buen número de veces.
Y llamadme raro...
Pero sueño con poder seguir viéndolas aún muchas veces más.
