Un artículo tan bueno como este no puede pasar desapercibido. Lo pongo aquí.
Muchísimas gracias, Myrna, por escribir la verdad.
Es el mejor artículo que he visto últimamente acerca de Michael y ciertamente refleja el sentir de muchos de nosotros.
MARTES , 11 JUNIO 2019
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CUANDO MURIÓ MICHAEL JACKSON
7 junio, 2019
Myrna de Escobar,
Escritora y docente
Es junio otra vez. Salgo a la calle y tropiezo con el murmullo de las personas que insinúan, aseguran, murmuran tantas cosas sobre el Rey del pop sin averiguar. Algunos periodistas como Martin Bashir, Diane Dimond, Diane Sawyer, Nancy Grace entre otros hicieron carrera difamando al Rey del pop y ganaron dinero con su imagen como se afirma en el documental “Michael Jackson, El hombre detrás del Mito”. La prensa sensacionalista hizo ver a Jackson como algo menos que humano y no habló de su lado maravilloso. Opacó su legado y con justa razón, sus logros asustan, incomodan. Para el mundo de afuera, él pudo ser un espectáculo, una caricatura, un monstruo, pero aquí en su música, el desnudó su alma.
En palabras del periodista británico Charles Thomson la persecución sufrida en vida por el artista fue uno de los más vergonzosos episodios en la historia del periodismo y según lo caracterizó el observador político Jeff Koopersmith, un linchamiento de alta tecnología. Hoy a 10 años de su partida el abuso cultural hacia Jackson continúa.
Se mofaban de él por su desorden de la piel (vitíligo), algo que muchos no creían que fuera real, hasta que lo confirmó la autopsia. Se burlaron de su amor a los animales, a los niños, al planeta; por sus matrimonios, por sus tres hijos, por su rancho Neverland, su sexualidad, su voz, su conducta infantil, de sus cirugías. Un abuso cultural extenso y abusivo; ciertamente. Así lo registra Joseph Vogel en su libro Featuring Michael Jackson.
En un artículo publicado por The Voices: Education Project y The Huffington Post (Las Voces: Proyecto educativo) las inquietudes surgen:
—¿Importa ahora que el hombre no puede sentir el abuso?
—¿Debería a una persona común preocuparle si una celebridad como Michael es tratada con insensibilidad o indiferencia?
Para el artículo las palabras importan. Como lo hemos atestiguado con los recientes medios de comunicación en bullying y suicidio, pueden llevar a tragedias terribles, pero pueden ser usadas para inspirar y sanar. Y Michael lo sabía.
El análisis del caso Jackson es importante para la sociedad pues trata de un caso de bullying por lo que me di a la tarea de preguntarle a la gente: ¿Qué hacía cuando el Rey del Pop falleció? La respuesta es universal. La gente sigue hablando de él. Comparto ahora algunos de los comentarios. Muchos de éstos brotan de labios de sus fans alrededor del mundo, habitan en el subconsciente como esa neurona que lleva su nombre y descubrimos en nuestro ADN cultural al observar su arrollador talento y sus múltiples logros.
“Cuando supimos la noticia nos fuimos a la iglesia, todos en familia, a orar por él… siempre lo admiramos mucho en vida, y cuando murió nos sentimos de luto. Aún lo incluyo en mis oraciones.
Creo que usted puede sentir la euforia que muchos sentimos viéndole tras la pantalla.
Mi mamá cerró los ojitos y lo encomendó al cielo”
Ésta es la respuesta que muchos de sus detractores no esperan, pero nace de la voz popular. Su comentario me hizo pensar en ese amor de millones de personas por el artista. Su legado es este amor universal que hermana con todos independiente del origen, sexo, religión o condición social. Su amor viajero traspasó las fronteras, conectó pueblos y unió razas.
Su muerte le recordó a la gente lo que él significó para ellos. Escribió Rob Sheffield.
Y según Greg Tate, él estuvo presente en nuestros mejores momentos de la niñez y de la adolescencia.
Caminando me encuentro con alguien, una salvadoreña radicada en los Estados Unidos al momento de la partida de Michael. Le pregunto: ¿Dónde se encontraba y qué hacía el 25 de junio del 2009?
Sin pestañear, responde:
—E
se día fue devastador. Estaba donde el dentista, en Chicago, cuando vi la noticia. Salí a la calle como autómata. Afuera la conmoción era impresionante. Como si todos íbamos hacia el mismo destino nos atropellábamos. El rumor era un tumulto en todas partes: “Michael Jackson está muerto” … Sin percatarme de la distancia caminé y caminé hasta llegar a casa. La noticia estaba en todos los medios. No pude contenerme y lloré y lloré por meses.
Su respuesta me desconcertó. Su voz se pierde en medio del túmulo de lágrimas que asoma por sus pupilas. No puede más, se aleja.
Yo no acepté la noticia hasta cuando vi el memorial por la televisión, el 7 de julio de 2009. En El Salvador yo era una ciudadana más de ese billón de personas en el mundo viendo la transmisión directa del funeral.
Ese día es inolvidable, como el día en que me encontraba en la décimo tercera Conferencia Nacional para maestros de inglés en una prestigiosa institución de San Salvador. Cuando terminó el acto inaugural con el corte de la Cinta Simbólica por la entonces Embajadora de Estados Unidos en El Salvador, la señora Mari Carmen Aponte, el recinto se oscureció. Pensé que se debía a una falla eléctrica, pues habían anunciado una sorpresa. En un instante la música y los aplausos inundaron el lugar. La atmósfera solemne cambió con la actuación de Billy Jean en el escenario. Delante de todos, un joven imitador bailaba y cantaba. Fue surreal.
“No nos alcanzará ni esta vida ni la otra para terminar de homenajearle”, Susurro una mujer canadiense cuando la sorprendí en un centro comercial de visita en nuestro país.
En la introducción de su libro Man in the Music, Joseph Vogel lo describe como la música encarnada. Escuchar sus canciones y ver su actuación es una inyección de vida, un torrente de poderosa emociones. Algo así como un éxtasis espiritual. Otros lo comparan con un exorcismo. Sus fans se sentían transportados, empoderados, conectados, inspirados.
Michael, el séptimo de nueve hermanos, nació en Gary, Indiana el 29 de agosto de 1958 en el seno de una familia musical. Su madre tenía una hermosa voz de soprano y tocaba el clarinete y el piano. El padre, operador de grúa y soldador tocaba la guitarra en una banda llamada The Falcons que actuaba en pequeños bares y clubes nocturnos para proveer más dinero a sus familias.
Michael fue “
un pequeño ciervo en un bosque en llamas”. Así lo describió Steven Spielberg, el Cineasta Estadounidense. Un calificativo que sin lugar a duda describe a este célebre prodigio de la vida americana cuya vida excepcionalmente exitosa a nivel artístico y profesional siempre estuvo rodeada de mucho sufrimiento, demandas y controversias desde sus orígenes hasta su deceso. Servicios de inteligencia como el FBI estuvieron tras sus pasos. Fue absuelto por la justicia de casos que le fueron imputados, pero como lo subrayó su abogado defensor Tom Mesereau “
los casos se ganan en la corte, no afuera”. Razón por la que una parte de la sociedad no lo absuelve, y continúa juzgándole de imperfecto.
Según consta en su biografía: Michael Jackson. The Magic, The Madness, the Whole Story escrita por el escritor español Randy Taraborrelli, fue en 1963, a la edad de cinco años en Garnett Elementary School donde el pequeño recibió la primera gran ovación del público al cantar a capela la canción “Climb ev’ry Mountain” (Escala cada Montaña) del grupo The Sound of the Music (El sonido de la música)
“No sé de donde lo obtuvo… Él era tan bueno, tan pequeño. Algunos niños son especiales. Michael era especial”, Dijo su madre.
Su abuelo Samuel al igual que su madre y demás maestros y compañeros se conmovieron hasta las lágrimas por la singular interpretación de Michael.
Según su madre, Michael siempre fue precoz. A la edad de 18 meses sostenía su biberón y bailaba al ritmo de la lavadora… “
No creo en la rencarnación, pero Ud. sabe cómo son los bebes de descoordinados. Michael nunca se movía de esa forma. Cuando él bailaba, era como si era otra persona, como si fuera un adulto.
¡Qué hermosa voz tenia! ¡aún desde niño era un regocijo escucharle!”, recuerda su abuela Chrystal. Él empezó a cantar a los tres años.
Fue su hermano Jackie, de 12 años quien decidió que su pequeño hermano sería el nuevo líder del grupo musical que habían formado como familia, a pesar del descontento de su hermano Jermaine quien era la voz líder del grupo. Era evidente que Michael era un artista nato. Así, el pequeño Michael dueño de una particular energía y carisma se convirtió en la voz líder del sueño musical The Jackson 5.
“
Michael era un chico fascinante, pero muy sensible, travieso pero generoso, — demasiado generoso—que sin importar los castigos mostraba su afecto a sus maestras llevándoles las joyas de su madre, Katherine. Le encantaba bailar también… siempre lo sorprendías bailando ante el espejo. Se apartaba para practicar y luego regresaba para mostrarnos nuevos pasos. Michael empezó a coreografiar nuestro show”, Recuerda su hermano Jermaine.
Era un gran imitador y desde los 8 años solía observar y aprender de afamados artistas como James Brown, Diana Ross, Fred Astaire, Sammy Davis, Jackie Wilson y Gene kelly entre otros.
A diferencia de sus hermanos, Michael no concluyó su primera infancia cuando ingresó a The Jackson 5, conformado en sus orígenes por Jackie, Tito, Jermaine y Marlon. Cuando el padre, Joseph Jackson, descubrió el talento artístico de sus hijos, los juegos y actividades de la infancia fueron sustituidos por ensayos, competencias y presentaciones en bares y clubes nocturnos. Los hijos ensayaron todos los días, sin descanso y en contra de su voluntad. Fruto del esfuerzo, sacrificios y escasas horas de sueño, llegaron los concursos y la casa se llenó de trofeos.
“Probablemente es cuando más felices vi a mi padre y mi madre…no teníamos nada, excepto nuestro talento”, concluye Michael. En casa la dieta era escasa: col rizada y menudos de cerdo.
Sin tiempo para divertirse o para socializar con chicos, excepto en la escuela, los pequeños incursionaron en el fascinante y peligroso mundo de la farándula guiados por su mentor y padre, Joseph.
La primera actuación del grupo tuvo lugar en un club nocturno llamado Mr. Lucky donde recibieron $7 por el contrato. El grupo tocó en otros clubes donde la gente arrojaba billetes y monedas al escenario.
“Mis bolsillos estaban a reventar con el dinero… luego me iba a comprar muchísimos caramelos para mí y para todos”, cuenta.
Después de un exhausto fin de semana, los Jackson 5 regresaban a casa el día lunes a las 5:00 de la mañana a dormir un par de horas mientras su madre desempacaba las maletas y cocinaba un gran desayuno. El padre se iba al trabajo y los hijos a la escuela. De pronto la música ya no era una diversión si no un modo de vida.
El 26 de julio de 1968, cuando Michael tenía nueve años, firmaron un contrato con Motown y después de arduos ensayos alcanzaron el éxito con canciones como I Want you Back, ABC, y The Love you Save, I´ll be There, número uno en ventas. Abandonaron el proyecto siete años más tarde en 1975 para afiliarse con CBS y adoptar el nombre de The Jacksons.
En la familia la historia era diferente a la exuberante actitud de energía y alegría que mostraban los Jackson en el escenario. Tres eventos en particular describen la crueldad y el despotismo con que su padre los trataba, según lo narra el artista en su biografía, Michael Jackson, The Magic The Madness The Whole Story escrita por el escritor español J. Randy Taraborrelli
“Los golpes eran feroces, recurrentes, traumatizantes. Yo trataba de rebelarme. Es por eso que recibía más golpes que todos mis hermanos juntos”, recuerda el pequeño Michael.
El primer suceso acontece cuando Michael, de cinco años, caminaba por la habitación y pierde el aliento tras caer al suelo; de golpe, ensangrentado. Su padre le había arrojado un puntapié.
—Eso es por lo que hiciste ayer. Mañana voy a castigarte por lo que harás hoy.
—Pero… no he hecho nada… aún. Dijo el pequeño entre lágrimas.
—Lo harás, chico. Lo harás. — Sentenció el padre.
La conducta del hombre hacia su hijo es indignante.