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Libro Confesiones de Michael Jackson Las cintas del Rabino

Yo pienso que el rabino no quería ayudar a Michael, quería ayudarse a sí mismo, y lo que hizo fue aprovecharse de su fama, además de intentar moldearlo a su manera e inculcarle sus ideas. Nunca intentó comprenderlo y nunca fue su amigo. Como tantos otros que tuvieron la oportunidad de estar tan cerca de él y no lo supieron apreciar, sino todo lo contrario.
 
Chicos solo para avisarlses que en un rato empiezo en donde me quede, perdón por la tardanza pero en unas dos horas mas subo algo mas
saludos
 
Así que se organizo todo y, pese a que tenía ganas de conocerlo, lo cierto es que la experiencia no me marcó particularmentte: ya había asesorado a muchos famosos que vivían de cara a la galería y la opinión que me habían formado como consecuenciaera que la fama resulta más dañina que benéfica para sus vidas a nivel personal. Del día de mi visita recuerdo llamar a la puerta de ma magnífica casa que Michael había alquilado en la Quinta Avenida, muy cerca de Central Park. Quien me abrió la puerta fue Frank Tyson (cuyo nombre verdadero es Frank Casio), que por aquel tiempo hacia las veces de manager de Michael y luego se convertiría en un buen amigo: me saludó me invitó a pasar y me informó que el Sr. Jackson tenía 30 min. disponibles para nuestro encuentro. Michael(cuya carrera languidecía), pero estaba trabajando en un ya más que retrasado nuevo disco que por fin salio al mercado en 2001 con el titulo de Invincible) era muy diferente de lo que me esperaba: mas callado y más tímido. pero también mas abierto y accesible de lo que su imagen pública hubiera podido dejar entrever. Me presento a sus hijos, Paris y Prince que debían tener alrededor de uno y dos años respectivamente), me enseño las fotos de un concierto den Alemania que acababan de llegarle ese mismo día y estuvimos hablando tranquilamente de diversos temas: cómo criar a los hijos, el reto que supone vivir en una torre de marfil, mi vida, mi trabajo como rabino, etc.
 
La conversación fue más agradable y sustanciosa de loque yo me había esperado tratándose de un hombre al que consideraba desproporcionadamente materialista. El encuentro duró mucho mas de 30 minutos y salí de allí con la sensación de que por algún motivo que no alcanzaba a explicarme, Michael, el archireconocido ermitaño, había iniciado un acercamiento.

Después de aquello hablamos por teléfono unas cuanta veces e hicimos planes para vernos en una segunda ocasión; esta vez fué Michael en persona quien me abrió la puerta, pero sólo después de comprobar que no había ningún periodista afuera. Yo le había llevado dos pequeños obsequios: el primero era una mezuza, el rollito de pergamino con textos bíblicos que los judíos ponen en las puertas como forma de tener a Dios presente en casa; por lo general sólo se ven en los hogares judíos, pero le dije a Michael: Dios es la fuente de toda bendición, que este mezuza te recuerde eso siempre.
El regalo lo conmovió y lo colocamos juntos en la puerta principal. También le traje un menorá----el cnadelabro de ocho brazos típico de las Fiesta de las Luminarias que celebran los judíos durante ocho días---, como símbolo de la luz de Dios que debería iluminar su vida y su hogar.
 
Mientras charlábamos se respiraba un ambiente franco y distendido, de afecto y sorprendente confianza si se sonsideraba que tenía delante a un hombre que, según me habían dicho, era terriblemente reservado. Me enseño una fotografía publicada a toda plana en el New York Post donde se le veía saliendo de una reunion con el Dalai Lama que había tenido lugar la víspera. Me comentó que le resultaba más revelador hablar conmigo que con el Dalai Lama y, halagado aunque también un poco avergonzado, le respondí queel Dalai Lama era indudablemente un gran hombre y desde luego yo no jugaba en su liga, que no era ningún gurú ni nada por el estilo, sino simplemente era un hombre que había elegido ser rabino como resultado directo del divorcio de sus padres, que intentaba desentrañar el laberinto de la vida utilizando para ello un profundo código moral que contiene la ley de Dios, el torá, y que, mientras avanzaba por ese camino, quería compartir con otros lo que había descubierto sobre como ser dueño de la propia vida y sentar unas sólidad bases éticas y espirituales en las que poder anclar nuestra existencia.
 
Chicos se los voy a ir poniendo por pequeñas partes para que no sea cansada la lectura y perdonen si hay algún error de dedo, lo iba a escanear pero no se veía bien asi que a escribir.....
 
[COLOR="White"[I]Cuando me marchaba, de repente Michael me dijo:---¿Sabes qué?, me encantaría que me llevases a la sinagoga algún día. Me quedé tan sorprendido que le pregunté si lo decía en serio y me respondió: ---[B][I][COLOR="rgb(255, 0, 255)"]Si Schmuley, ¿me podrías llevar a la sinagoga, por favor?
---Claro Michael, será todo un placer--- le contesté---, te voy a llevar a una sinagoga que te va a encantar.
A la semana siguiente se celebraba la festividad de SIMJAT TORA, el día en que se termina de leer elPentateuco en las sinagogas para comenzar otra vez desde el principio, la fecha más feliz del calendario judío. Llevé a Michael a la sinagoga más musical de todo Nueva ork, la Carlbach Shule, fundada por el legedario intérprete y compositor de música folclórica judía Shlomo Carlbach, cuyas hemosas y conmovedoras melodías se han hecho famosas con todo merecimiento.
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Nadie excepto el rabino sabía que iba a llevar a Michael. Los judíos no utilizamos aparatos eléctricos durante el día de descanso, así que no hicimos fotos ni grrbamos imágenes ni informamos a la prensa, sino que intentamos que fuera una experiencia verdaderamente privada y espiritual. Cuando aparecimos, la congregación se ilusionó mucho al comprobar quién laa visitaba y lo ecibió con los brazos abiertos; él por su parte,dejó a un lado su timidez y pareció sentirse como en casa, tarareando las canciones, balanceando el cuerpo al ritmo de la música, estrechando la mano de todos lo que se acercaban a saludarlo sin dejar de sonrojarse ni un sólo minuto. Durante el sermón, el rabino dijo que confiaba en que al *hermano Michael* le gustara aquel estilo de música un tanto diferente a la suya. Michael parecía estar encantado, fascinado con la atmósfera que se respiraba. Se veía claramente que era un hombre con una inquietud espiritual, que ansiaba volver a experimentar ese tipo de conexión trascendente, y de hecho, tiempo después en una ocasión me diría que aquella tarde en la sinagoga había sido una de las más felices de su vida. Y lo mismo le comentó a Frank, a su madre y a más gente. Esa noche dejó huella en él.
 
Aproximadamente ala cabo de una semana de esa experiencia maravillosa en la sinagoga, Michael me invitó a cenar a su casa junto con mi familia. Le expliqué que comíamos kosher y engargó un cáterin kosher expresamente. Durante aquella cena empecé a darme cuenta de lo tímido que era.

Mientras estábamos allí sentados me resultaba prácticamente imposible imaginérmelo como una superestrella: parecía tan absolutamente normal...Se mostraba tímido hasta en su propia---si bien temporal---casa y reparé en que en caunto estaba en la intimidad odiaba ser el centro de atención. Si la gente lo miraba de cerca se sentía examinado y se volvía reticente y cauteloso. Supuse que seguramente era debido a que pensaba que lagente lo veía como bicho raro. Pero entonces, cuando ya habíamos acabado la cena que él prácticamente no tocó y nos estabamos levantando de la mesa, se puso a tararear la melodía de una de sus canciones y en ese presciso instante la hemosa voz me recordó el inmenso talento que poseía y que por lo general no resultaba aparente cuando lo tenías enfrente.
 
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Espero que los que lo estaban leyendo sigan, perón por la tardanza, pero he tenido problemillas al rato sigo, pero si no les interesa mcuho digánmelo porque me estoy dejando los dedos en la transcripción jejejjeej
saludos
 
Para festejar Acción de Gracias, Michael nos invitó a toda la familia a ir a un cine normal a ver Toy Story. La familia de Michael y la mía entramos en la sala de proyección ya había empezado y se habían apagado todas las luces: nos habían reservado los asientos de las últimas filas y nos trajeron palomitas y bebidas; yo estaba sentado delante de Michael y lo oí reírse como un loco durante toda lapelícula; al principio me pareció un tanto infantil----a fin de cuentas era una película para niños y el único motivo por el que yo esta alli sentado era que la viesen mis hijos---, pero he de reconocer que oír los ataques de risa de Michael, a mis espaldas resultó liberador: era como proclamar que no pasa nada si los adultos bajan la guardia y contemplan el mundo a través de la inocente mirada infantil.
Nos marchamos justo antes de que terminase la película así que nos perdimos un poco del principio y un poco del final, pero nadie supo jamás que Michel Jackson había estado en el cine.
 
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En Cambio, algunas otras aventuras en familia que compartimos no me parecieron tan inocentes y tan sencillas, como por ejemplo la tarde de compras en lajuguetería FAO Schwartz: Michael se había propuesto tirar a casa por la ventana comprándoles juguetes a mis hijos; me había dicho que iba a menudo y que cerraban la tienda para él. *Me encanta ese sitio----me había comentado---,tenemos que ir, nosotros solos, y que los niños se lleven lo que quieran*. Así que lo hablé con mi mujer y decidimos acompañara Michael, pero con una condición importante: hablamos con nuestros hijos y les dijimos que podían gastarse como mucho 25 dolares por cabeza, osea dos regalos de 12 dlls cada uno.
Fué toda una aventura: en cuanto entramos en la tienda Michael volvió a la vida, parecía conocercéla de palmo a palmo y nos hizo guía llevándonos por todas las plantas, probando juguetes, haciéndonos demostraciones de como funcionaba todo, animando a que los niños a que llenaran los carritos. Nuestros hijos venían a enseñarnos los juguetes y nos preguntaban *mamá este cuesta demasiado?*. Michael vió lo que pasaba y nos dijo que no era justo, que habían cerrado la tienda entera sólo para nosotros y a ese paso nos ibamos a gastar 150 dolares como mucho----estaban también los niños de otra familiaa que no venían con tantas restricciones----, pero yo me mantuve firme y le dije a Michael: *con esto no estoy dispuesto a negociar; todo el mundo te saca lo que puede y, créeme, hay una parte de mi que es perfectamente capaz de ser materialista como el que más, pero la nuestra no es ni será nunca ese tipo de relación*.
 
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Esa actitud por mi parte fue de una importancia crítica. Yo ya me había dado cuenta de que uno de los mayores problemas que tenía Michael era la corte de sanguijuelas que lo rodeaban y, si me hubiera unido a sus filas, habría estado comprometiendo mis principios morales mismos, lo que hubiese sido terrible para mí, pero incluso peor para él: necesitaba gente con valores en sus vidas, no aduladores a los que se pudiera comprar; y además también había detectado cierta tendencia en Michael a comprar los amigos, sin duda muestra de su inseguridad. Debía saber que para mi él era suficiente, tal como era.
Durante el otoño nuestras respectivas familias empezarón a estar bastante unidas, celebramos juntos la cena del sabbat en nuestra casa en unas cuantas ocasiones y Michael y yo nos reuniamos una vez a la semana para estudiar y charlar. Me estaba agradecido porla inspiración que según él había llevado a su vida y yo por mi parte lo consideraba un perfecto caballero a la antigua usanza, una de las pocas estrellas de Hollywood a las que de verdad les importaban los demás tanto como a ellos mismos.
 
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Aunque me aparte un poco del tema debería explicar brevemente que nunca intenté hacer proselitismo con Michael para que se convirtiera al judaísmo que, por ser una religión que cree en la autenticidad de cualquier fe que lleve a la gente a Dios, No busca hacer conversos sino que, muy al cotrario, hay un mandamiento según el cual, incluso si alguien viene a nosotros de motu proprio con intención de hacerse judío, debemos rechazarlo por lo menos 3 veces.
 
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Yo animé a Michael en muchas ocasiones a que volviera a sus raices cristianas, en particular a los testigos de Jehová, la fé en la que se había criado. La razón por lo que lo introduje en la filosofía y los rituales judíos y lo invité varias veces a la cena del sabba era ayudarlo a reconectarcon la belleza de la oración y la conmovedora melodía de la alabanzade Dios, todo en un contexto más amplio que eran mis intentos de inspirarlo para que llevara de vuelta la espiritualidad de vuelta a si vida.
Desde luego que el judaísmo, tan centrado en la familia, la comunidad y las buenas acciones, podía seruna influencia muy positiva en la vida de Michael, pero no hace falta ser judío para disfrutar de lo mucho que el judaísmo tiene mucho que ofrecer.
Antes de las Navidades y Fin de Año, sin haber avanzado gran cosa en el nuevo disco, Michael dejó Nueva York para regresar a California, pero mantuvimos el contacto, por teléfono, sobre todo para hablar de la familia y los amigos.
 
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