Suecia. 1988. En 1988, Michael Jackson contactó con el protagonista de la película “My life as a dog” (Mi vida como un perro), Anton Glanzelius, de 14 años entonces. Este recuerda el dia que pasaron juntos en Liseberg, el parque de atracciones más grande de Escandinavia. El parque fue cerrado al público en general en atención a la privacidad de Michael y sus amigos. Anton Glanzelius conoció a Michael por primera vez cuando tenía 13 años. Jackson había visto la película “Mi vida como un perro”, dirigida por Lasse Hallström y con Glanzelius como principal protagonista, y le había gustado tanto que invitó al chico a su casa de Neverland. Michael había visto la película dos veces, la segunda con su madre. La película era muy especial para él, pero Jackson nunca reveló a Anton por qué o qué significaba la película para él. Este, un chico de 13 años del sur de Gothenburg, no tenía ni idea de quién era Michael Jackson. “Corrí a casa de mis vecinos y les pedí si tenían algunos discos de Michael Jackson, quería ver cómo era.” Anton llegó a Neverland con su madre. Pasaron un par de horas en compañía de Jackson pero no se conocieron tan bien en esa ocasión. Anton recuerda que Jackson era muy cortés. Glanzelius explica que probablemente era demasiado joven para darse cuenta de la grandeza de su amistad con la estrella del pop.” De niño, tienes una perspectiva diferente, dice. Anton Glanzelius describe a su amigo como “muy bondadoso y humilde”. En el escenario fue un artista de influencia mundial. En privado era muy tímido. “Era un chico sencillo que vivió una vida llevada al extremo desde muy temprana edad”. Cuando Jackson fue a Gothenburg en 1989, se puso en contacto con Glanzelius, “fue una experiencia tan sorprendente y divertida para un chico de 14 años disponer de Liseberg entero para nosotros.” Glanzelius recuerda que subieron a la montaña rusa “Loopen” , la atracción favorita de Michael en el parque, una docena de veces. “Se reía constantemente, lo pasamos muy bien.” El director de marketing de Liseberg, Pelle Johansson, había estado tratando en la primera mitad del 89 de llevar a Jackson al parque. Jackson iba a ofrecer un concierto en Erikberg, Gothenburg, y los propietarios de Liseberg vieron la oportunidad de poner el parque de atracciones en primera plana. Hicieron cientos de llamadas y enviaron cartas a Jackson y a sus managers, pero no era seguro que Jackson apareciera. “No creíamos que finalmente pudiera suceder, la enorme cobertura de los medios hizo difícil para él incluso dejar el hotel y llegar hasta allí,” dice Johansson. Jackson llegó con su amigo Glanzelius y la compañía de aproximadamente 100 personas. “Cerramos el parque y ellos pudieron moverse como quisieron sin la presencia de fotógrafos ni periodistas. La única cosa que pedimos a cambio fue la huella de su mano. Los tejados estaban llenos de fotógrafos tratando de conseguir una fotografía del sonriente Jackson. La visita duró 3 o 4 horas. Jackson y Glanzelius subieron también en los coches de choque, que realmente le encantaron, dice Glanzelius al diario de Göteborg. Se estaba divirtiendo y riendo y nos perseguíamos el uno al otro tratando de chocar. Era una persona tan dulce, humilde, afectuosa y encantadora.”