Esto salió en la revista eres cuando Michael vino con su gira Dangerous:
“... Para empezar, logramos lo que muy pocos:¡estar presentes en la llegada de Michael Jackson al aeropuerto de la Ciudad de México!, y por supuesto, checamos todo el dato para pesártelo ¡al costo!. Nuestro fotógrafo logró colarse hasta el hangar donde llegó su avión, del que salió para ser escoltado por una valla de ¡cien policías! Todo el tiempo, Michael caminó con la cara agachada y sosteniendo su sombrero con una mano para no ver a nadie. Sin embargo, tuvo un detalle increíble cuando unos niños se le acercaron para saludarlo y él, sin ningún problema, se detuvo a platicar con ellos. Después de pasar sus trámites de migración y aduana, se subió a una camioneta gris, acompañado de otros tres niños, con los que viajó a nuestro país y que iban vestidos como él. Cientos de fans lo escoltaron hasta el hotel en el que se hospedó, a pesar del fuerte dispositivo de seguridad que se preparó para su llegada, formado por cuatro patrullas y otros cuatro motociclistas. ¿Y que creen? ¡que lo tuvimos de vecino durante todo el tiempo que duró su estancia en México, está justo al lado de nuestras oficinas. O sea que estuvimos en el mero centro de la ‘Jacksonmanía’, rodeados de gente, patrullas y reporteros en helicópteros para poder tomarle una foto, aunque fuera a través de la ventana de su habitación. Por cierto, nos enteramos que el primer día que Michael estuvo en México, salió de compras en la mañana a una tienda de discos ¡y regresó surtidísimo con compacts de cantantes mexicanos para escucharlos en su habitación!, y también pidió una colección completa de juegos de videos y películas infantiles para entretenerse todo el día...”
“... Michael organizó una divertidísima fiesta infantil en el Hard Rock Café, a la que invitó a 185 niños de un orfanatorio mexicano y participó en juegos muy mexicanos como ‘a la víbora de la mar’, y ¡hasta rompió la piñata con ellos!, a pesar de que todavía no hacía ni 24 horas de haber salido de la cirugía dental que lo obligó a reprogramar las fechas de sus demás conciertos. Al final, todos recibieron de su propia mano una bolsa con dulces y juguetes...”
“... Para empezar, logramos lo que muy pocos:¡estar presentes en la llegada de Michael Jackson al aeropuerto de la Ciudad de México!, y por supuesto, checamos todo el dato para pesártelo ¡al costo!. Nuestro fotógrafo logró colarse hasta el hangar donde llegó su avión, del que salió para ser escoltado por una valla de ¡cien policías! Todo el tiempo, Michael caminó con la cara agachada y sosteniendo su sombrero con una mano para no ver a nadie. Sin embargo, tuvo un detalle increíble cuando unos niños se le acercaron para saludarlo y él, sin ningún problema, se detuvo a platicar con ellos. Después de pasar sus trámites de migración y aduana, se subió a una camioneta gris, acompañado de otros tres niños, con los que viajó a nuestro país y que iban vestidos como él. Cientos de fans lo escoltaron hasta el hotel en el que se hospedó, a pesar del fuerte dispositivo de seguridad que se preparó para su llegada, formado por cuatro patrullas y otros cuatro motociclistas. ¿Y que creen? ¡que lo tuvimos de vecino durante todo el tiempo que duró su estancia en México, está justo al lado de nuestras oficinas. O sea que estuvimos en el mero centro de la ‘Jacksonmanía’, rodeados de gente, patrullas y reporteros en helicópteros para poder tomarle una foto, aunque fuera a través de la ventana de su habitación. Por cierto, nos enteramos que el primer día que Michael estuvo en México, salió de compras en la mañana a una tienda de discos ¡y regresó surtidísimo con compacts de cantantes mexicanos para escucharlos en su habitación!, y también pidió una colección completa de juegos de videos y películas infantiles para entretenerse todo el día...”
“... Michael organizó una divertidísima fiesta infantil en el Hard Rock Café, a la que invitó a 185 niños de un orfanatorio mexicano y participó en juegos muy mexicanos como ‘a la víbora de la mar’, y ¡hasta rompió la piñata con ellos!, a pesar de que todavía no hacía ni 24 horas de haber salido de la cirugía dental que lo obligó a reprogramar las fechas de sus demás conciertos. Al final, todos recibieron de su propia mano una bolsa con dulces y juguetes...”