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Cine Star Wars

Siberian Husky

Con el alma y mente puestos en mi madre
Muy buenas,

Con motivo del reciente estreno, el pasado 15 de diciembre, de la octava entrega -descontando Rogue One- de la mítica y ya legendaria saga cinematográfica Star Wars, titulada en esta ocasión 'The Last Jedi', les invito a que emitan una crítica objetiva, ponderada y exhaustiva de todos y cada uno de los episodios de la misma, evaluándolos en una escala de 0 a 10, y resaltando sus puntos fuertes y flancos más vulnerables, en los planos artístico, técnico, visual y argumental.

Las películas objeto de calificación en esta entrada de post son las referidas en lo sucesivo:

- A New Hope (1977).
- The Empire Strickes Back (1980).
- Return of the Jedi (1983).
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- The Phantom Menace (1999).
- Attack of the Clones (2002).
- Revenge of the Sith (2005).
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- The Force Awakens (2015).
- Rogue One: a Star Wars Story (2016).
- The Last Jedi (2017).

Un cordial saludo.
 
Última edición:
La obra maestra para mi es La amenaza fantasma,dirigida y escrita por el gran George Lucas:cool:

Las demás las iré puntuando,humildemente,en cuanto las vea más a fondo:feo:

Un hilo muy interesante:)

Un saludo
 

Siberian Husky

Con el alma y mente puestos en mi madre
Muy buenas, tidus22. Agradezco enormemente tu intervención.

La benevolente valoración que te merece The Phantom Menace podría ser producto, quizá, de tu visionado de la misma en la infancia, acarreándote una aureola de recuerdos vinculada a una etapa de nuestra existencia exenta de preocupaciones y responsabilidades, y en la que las dimensiones de lo mágico trascienden a nuestro alcance. Ello permite que dicha cinta se halle emparentada a evocaciones irrepetibles, de signo positivo, las cuales llegan a condicionar, subjetivamente, y en gran medida, el juicio de valor que nos ha llegado a merecer dicho elemento asociado a tal estampa de nuestro pasado, de incalculable valor emocional y sentimental, en el plano personal.

Yo, a título personal, voy a desgranar los aspectos positivos y negativos correspondientes a los tres primeros episodios de la saga galáctica, coincidentes con la precuela facturada entre 1999 y 2005, en la que George Lucas procuró trasladarnos su visión de la ascensión y final caída de Anakin Skywalker, eje conductor sobre el que ha pivotado gran parte de la trama de esta ópera espacial atemporal, en la mente de todos los cinéfilos seguidores de la misma. Comienzo, y seré breve:

- The Phantom Menace (1999). Puntuación: 4 (suspenso).

  • Motivación de su nota: el filme no obró el propósito de revelar al espectador cuanto debiera haber supuesto su misión más elemental; esto es, transmitirle el origen de las comunidades Jedi y Sith, así como la razón de ser y naturaleza de la República galáctica. Esta segunda premisa la cumple (la primera todavía constituye una incógnita, y no creo, sinceramente, que se resuelva de forma satisfactoria), aunque de un modo sumamente parcial, e insuficiente, contándonos los entresijos de un complot de una organización enquistada en el sistema político y dispuesta a extorsionarla y, en suma, dinamitarla, la Federación de Comercio.

  • Como aciertos, resaltar la solvencia con la que Liam Neeson encarnó a Qui-Gon Jinn como maestro jedi, lamentando su prematura muerte (necesaria e ineludible de todos modos, a nuestro pesar, pues su ausencia terminaría provocando un vacío paternal y de amparo anímico que conduciría inexorablemente a Anakin a su devenir aciago, como más tarde se evidenciará); la banda sonora compuesta para la ocasión por el incombustible John Williams (Duel of the Fates) -https://www.youtube.com/watch?v=C2XUJ5PWg-8 , así como la carrera de vainas, comportando un homenaje a la épica competición de cuádrigas presente en Ben-Hur -no obstante, poco estimulante para mí, e intrascendente para el relato de la historia-, y el duelo de sables láser entre Qui-Gon, un jovencísimo e imberbe Obi-Wan Kenobi (Ewan McGregor) y Darth Maul, un lugarteniente sith de segundo grado. He aquí dicho encuentro: https://www.youtube.com/watch?v=IezQw6dJs4I

  • Entre los defectos, enumerar la determinación milimétrica, precisa, exacta y cuantificable de la Fuerza -en forma de midiclorianos, acabando con la esencia mística y romántica con que era explicada por Yoda, era percibida y se dejaba presentir en la trilogía original-; la extremada bisoñez de un Anakin Skywalker niño muy poco convincente (yo habría apostado por un intérprete más maduro y veinteañero en la última parte del metraje, centrando la acción principal en la República y en la intrahistoria entre Jedis y Siths, preexistente al propio Anakin) y a Jar Jar Binks (demencial error de cálculo habría sido para la carrera y reputación de Michael Jackson la elección del personaje, afortunadamente desestimado para tal rol, pues no en vano prosigue y continúa siendo recordado por la comunidad como uno de los personajes más cuestionados y vilipendiados de la saga).

En resumidas cuentas, George Lucas acentuó el carrusel de guiños a lo mercadotécnico ya detectado en Return of the Jedi (1983) -en detrimento de la robustez argumental-, velando en todo momento por la adecuación de su producto a un nuevo tipo de audiencia, de corte infantil, para así generar un vínculo de afecto y fidelidad a la misma en posteriores capítulos entre aquéllos nacidos en la década de 1980 en adelante, optimizando el ciclo de vida útil, en cuanto a su rentabilidad económica, de su singular criatura, situándola en el marco y el contexto adecuados para garantizar consigo su longevidad, ciñéndose a la divisa siguiente: 'a quienes hoy consigo infundirles una idea, mañana les tendré a mi lado en su evolución'. Y, a su manera, lo consiguió, pero no en todos los frentes de actuación deseables.

Acogida mundialmente con enorme expectación -no en vano, Star Wars conllevaba dieciséis años sin ver la luz en una sala de cine-, terminó hallándose eclipsada -con toda justicia y merecimiento- por otro largometraje coetáneo en cuanto a año de estreno, y que se llevó el aval de la crítica especializada y del público mayoritario: Matrix, de los hermanos (hoy, hermanas) Wachowsky, galardonado con cuatro Óscars y dos premios BAFTA. The Phantom Menace, en cambio, aun siendo nominado a dichos premios -perdiéndolos frente a la anterior-, tuvo que lidiar con un deshonroso trance: recibir el Premio Razzie al peor actor secundario, amén de otras nueve candidaturas a postularse como peor película en otro par de categorías.
 
Última edición:
Episodio II : El ataque de los clones : nota : 8.

Muy buena película,exteriores rodados en la preciosa Sevilla,fulminante principio, y el maestro Yoda en todo
su esplendor digital (aunque todos preferimos mejor el entrañable Yoda del Imperio Contraataca,pero esto no es culpa de George Lucas precisamente).

Lo único malo para mi es esa especie de anfiteatro llena de mosquitos y demás fauna que a mi me da un poco
de dentera, pero todo hay que decirlo, son escenas muy laboriosas para Industrial Light and Magic.

Un saludo:D
 

pussycontrol

HideOuter Gayhetero
Dejo al fandom expresarse.
Por mi parte así me mantengo al margen pero atento como lector desde luego.;)

Solo decir que de la saga mas reciente en el tiempo: los capítulos I; II y III me quedo con este último donde se va viendo la progresiva y ya imparable caida-ya iniciada en la entrega anterior como sabemos- de Anakin al lado oscuro hasta su transformación en ese icónico maloso de ficción que to2 sabemos.

pd: no spoiler intended.:lee::p
 

Siberian Husky

Con el alma y mente puestos en mi madre
He aquí mi humilde aportación, en relación con el episodio II:

- Attack of the Clones (2002). Puntuación: 5 (suficiente).

  • Motivación de su nota: si en The Phantom Menace, George Lucas había errado en el enfoque al no presentar debidamente el origen de las comunidades Jedi y Sith, así como en la profundización en los vericuetos y entresijos del funcionamiento de las instituciones inherentes a la República Galáctica (con la excepción, eso sí, bien expuesta, de la deposición por parte del Senado, en una moción de censura, del Canciller Valorum por Palpatine, gracias al refrendo del planeta Naboo), en su secuela rodada tres años después, repetiría la jugada al abordar, muy sui generis y casi al término de la cinta, cuanto debiera haber supuesto el gran atractivo y principal aliciente para el público: las guerras clon, las cuales, en cambio, sí son narradas con mayor o menor acierto en la adaptación animada The Clone Wars.

  • En su defecto, Lucas optó por caracterizar la tentativa de secuestro, por la Federación de Comercio (o bloque separatista), de la (ahora) senadora Padmé Amidala, quien cobrará un protagonismo estelar, pues, y más que nunca en toda la saga, la subtrama amorosa con Anakin Skywalker ocupará una porción nada desdeñable del metraje.

  • Y he aquí el primer traspié de bulto: la elección del nuevo intérprete, encargado de caracterizar al padawan, quien, de acuerdo con la profecía, restablecería el equilibrio interno en la galaxia. Pues Jake Lloyd, apenas un adolescente recién adentrado en los procelosos años de la hormonación, como tránsito entre la niñez y la edad adulta, no podía acelerar los dictados de la evolución natural en su desarrollo.

  • George Lucas no vaciló: tenía clara su apuesta. Sería Leonardo diCaprio el escogido para tan insigne desafío. Pero, ¡oh, albricias! Éste último había sido tanteado, previamente, por otro gran preboste de la industria hollywoodiense -y gran director-, Robert Zemeckis -adalid de clásicos títulos Back to the Future, Who Framed Roger Rabbit?, Forrest Gump, Cast Away, entre otros-, a fin de otorgarle el rol protagónico en su nuevo proyecto, para ese mismo año, Catch Me if You Can. https://www.youtube.com/watch?v=xas1UyTiVUw

  • Ardua tesitura se le presentaba a DiCaprio. Y todo un quebradero de cabeza se le adivinaba a un Lucas carente de ficha alternativa para cubrir tal ausencia. Finalmente, DiCaprio cumplió con el compromiso que había entretejido con Zemeckis, y rehusó embutirse en la piel de Anakin. Y, en mi opinión, acertó de pleno, pues, cinematográficamente hablando, el filme encabezado por él, amén de un Tom Hanks aún en estado de gracia, en una de sus últimas apariciones más recordadas en su edad dorada interpretativa, rebasaba con creces, en términos artísticos y conceptuales, al planteamiento de George Lucas diseñado para esta ocasión.

  • Huérfano de su mirlo blanco, Natalie Portman se topó con la oportunidad de oro de hacer gala de su atruismo impagable, promocionando a un amigo suyo, hasta entonces, exento de credencial ni galones suficientes como para armarse de valor y asumir las riendas de uno de los personajes de ficción más apeteciblemente golosos y tentadores para todo actor acreedor de veteranía y cierto tronío en la profesión: un tal Hayden Christensen. Para eso, entre otras cuestiones, existe la amistad, ¿no creen?

  • Y ése supone uno de los más garrafales puntos flacos de la película: Anakin Skywalker. Obi-Wan Kenobi, en el episodio V, le comentaba a su discípulo Luke, que su padre, el futuro Darth Vader, con anterioridad a su conversión al reverso tenebroso de la Fuerza, era un buen hombre mientras la bondad se apoderaba todavía de sus entrañas. Pero aquí, en el episodio II, por obra y gracia del guión y de la expresividad, más propia de un insecto palo, que el bueno de Christensen le infundió a su álter ego, no se atisba por ninguna parte.

  • Por otra parte, si Anakin en el episodio I apenas medía a duras penas tres cuartas partes de la estatura de Padmé y era un zagal de apenas 8-9 años de edad, ¿cómo en unos años termió rebasándola en talle y robustez? ¿Acaso se atiborró durante el ínterin entre ambos capítulos de bebidas ricas en carbohidratos y con alto contenido proteínico? Incoherencias inexplicables del equipo de guionistas en general, y del propio director, en particular.

  • La sucesión de diálogos, también he de decir que flojea sobremanera, sobre todo en las decisivas escenas en que se reconstruye el amor, aparentemente apasionado y desbordante, de nuestros dos enamorados, predestinados a ello por designios del destino. En lugar de todo ello, la presentación de ese acercamiento, paulatino y acechante, entre Padmé y Anakin se escribe de un modo tan frío y artificioso, con una química tan poco esmerada -en marcado contraste con el existente entre Han Solo y Leia-, que no provoca sino inverosimilitud y tedio en el ojiplático testigo presencial de las tomas que se nos muestran. Pero, como en el fondo sé que esta intrahistoria dentro de la historia contenida en The Attack of the Clones concita igualmente seguidores ávidos de revivirla, voy a complacerles. Aquí tienen un ejemplo de la idílico pareja, cual égloga pastoril, en pleno éxtasis y efluvio de sentimentalidad y afecto. Que lo disfruten. https://www.youtube.com/watch?v=eo1uxc6ZgQg

  • Otro punto desfavorable se deriva del excesivo empleo de CGI en la fotografía, lo cual le mina de proveerse de la pátina de espontaneidad, fluidez y naturalidad que sí irradian otros episodios posteriores (en cuanto a relato, que no en cronología temporal en su fecha de estreno). Todo ello, más emparentable a un videojuego que una película convencional al uso. El maestro Yoda quedó perfilado en su pose como espadachín con unos trazos demasiado acrobáticos, a modo de bailarín desquiciado.

  • Pero, evidentemente, no todo va a ser motivo de desdeñosidad. Ensalzar la elegancia de un antagonista tan práctico y sofisticado como infrautilizado como el gran conde Dooku, en manos del legendario Christopher Lee, y la mejora ostensible de Ewan McGregor como Kenobi. Mientras tanto, Ian McDiarmid va acumulando más y más poder como el Canciller Palpatine ante la impotencia de un inerme Senado, y ante el recelo de unos jedi que van viéndose, progresivamente, víctimas de un complot que dejará a la República inexorablemente marcada de forma cruenta. Pero comienzan las guerras clon, y a ello deben prestarle toda su merecida y consabida atención.

  • Lo anteriormente expuesto, al igual que el duelo entre Yoda, Kenobi, Anakin y Dooku, y la secuencia siguiente, en la que el joven Skywalker comienza a dar rienda suelta a sus peores augurios y miserias personales, salvan a la película in extremis del suspenso y le permiten cosechar un aprobado raspado y justo: https://www.youtube.com/watch?v=LVczx7GIWXc
En fin, la crítica volvió a darle, por regla general, la espalda. Si en 1999 Matrix se llevó las bendiciones de la misma, por aquellas fechas era The Lord of the Rings, de Peter Jackson, el que hacía lo propio. Pero George Lucas aún no había emitido la última palabra.

A los entusiastas de John Williams, os traslado un fragmento de la banda sonora de la obra. Aguardo a que les complazca, y les resulte de su grado: https://www.youtube.com/watch?v=SnkO_Tvd5wk

Un cordial saludo.
 
Última edición:

pussycontrol

HideOuter Gayhetero
Excelentes reviews mister Siberian Huski -se esté mas o menos de acuerdo con ellas.

Saludos y esperando la de la III.;)
 

Siberian Husky

Con el alma y mente puestos en mi madre
Episodio III: Revenge of the Sith

Voy a proceder a emitir mi reseña crítica, con la mayor ponderación que la objetividad me lo permita, relativa al Episodio III, tal y como prometí mensualidades atrás.

- Revenge of the Sith (2005). Puntuación: 7,5 (notable).

Motivación de su nota: año 2005. Se estrena La Venganza de los Sith, último episodio de la precuela tan largamente anunciada y prometida durante años por George Lucas, y que únicamente dispuso de la oportunidad de plasmarla en el celuloide en forma de proyecto con visos de concreción palpable, una vez los avances en cuanto a desarrollo tecnológico le permitieron, de acuerdo con su criterio, conllevar a buen puerto su tarea de reconstrucción de la República Galáctica.

Si con The Phantom Menace la expectación de la crítica y pública era notoria (algo lógico, tras la notable factura de la trilogía original y la consiguiente dulcificación con la que la memoria colectiva ensalza a un determinado ramillete de personajes icónicos, así como un universo bien construido, amén de una trama novedosa para la época en el género de la ciencia-ficción conforme se suceden los años, en un ejercicio de nostalgia ante un presente el cual se juzga peor, en términos de estándares de calidad), y se saldó con una respuesta tibia del personal, vorágine acentuada con Attack of the Clones tres años más tarde, nada hacía presagiar que la tónica de los acontecimientos terminara invirtiendo la percepción de un cierto grado de desencanto de la audiencia público objetivo con la que la saga espacial les encandiló en los ochenta como benjamines y/o adolescentes portadores de sueños y afanes de descubrimiento de un relato con el que evadirse de una cotidianidad, en muchos casos, ajena a la epicidad de una obra como la que nos ocupa.

Pero nos equivocamos de pleno. En esta ocasión, Lucas pareció entender una premisa básica esencial en el cine contemporáneo de nuestra era: a veces, un relato más simple y directo, te conduce a un resultado más óptimo, en cuanto a solidez, como en lo concerniente a la aceptación del espectador: unos, desde la humilde butaca de su localidad en la sala; otros, en cambio, hilvanando desde un prisma de enfoque profesional sus impresiones en los planos de lo emocional, de la técnica actoral, de la factura temática, o, simplemente, fundadas en el dilatado y vasto conocimiento que a un crítico -salvo excepciones, evidentemente- le acarrea el paladear, día sí, día también, un aluvión inconmensurable de piezas de grandeza atemporal, entretenimiento liviano o, directamente, auténticas odas al onanismo más descacharrante.

Sí. Como bien sostenía líneas atrás, Lucas pareció aprender de sus falencias previas (una, la excesiva orientación al márketing en su planteamiento, en detrimento de apartados más vinculados a lo estrictamente artístico en su proposición: por ejemplo, la pretenciosidad marcadamente infantil del episodio I, o, por el contrario, el afán de garantía de fidelidad de ese mismo target, ya adolescente, en el II, con la subtrama amorosa entre Anakin y Padmé) y, aunque en este modelo de filmes la rentabilidad económica debe ser aun mínimamente observada (no en vano, se invirtieron nada menos que 113 millones de dólares de presupuesto en su rodaje e implementación), ello no obstó para que, en la cinta que nos ocupa, Lucas enderezara el rumbo.

¿Y cómo lo hizo? Lo tenía, aparentemente, muy difícil. Pues cualquier buen entendido cinéfilo conocía casi la práctica totalidad de los elementos que iban a definir al cierre de este segundo entremés galáctico: la conversión de Anakin Skywalker en Darth Vader; la caída consiguiente de la forma republicana de gobierno y, por ende, de cualquier vestigio de carácter democrático en sus estructuras sociopolíticas y de gobierno, cediendo, inexorablemente su destino a la causa del incipiente Imperio, encarnado en la figura del maléfico Darth Sidious.

A priori, y sobre el papel, nada más lejos de la impredecibilidad con la que mantener al público, al menos, apegado a aliciente alguno, capaz de justificar con creces su estancia en su proyección a lo largo y ancho del globo.

Pero lo consiguió. Y de una manera muy efectista, y asequible. Nada menos que recurriendo a la tradición de la fecunda literatura de la Antigua Grecia, consistente en la fértil y memorable legión de relatos de tragedia que autores como Homero y Hesíodo, entre otros, nos han legado durante generaciones, para la posteridad.

Anakin cayendo en la senda del lado oscuro, contraviniendo el devenir que le había presagiado el oráculo jedi, víctima de su propia premonición fatalista, incrustada en su inconsciente, tornándose finalmente veraz, a resultas de su incapacidad a la hora de leer el contexto, de otear el paisanaje, más allá de los árboles que lo taponaban, con mesura y prevención.

Todos, en realidad, actúan movidos bajo el impulso de una voluntad maquiavélica, tan siniestra, como vehemente, la cual personifica el intrépido y magistralmente tenebrosa Lord Oscuro de los Sith, quien, en realidad, había figurado al alcance de cualquiera, ejerciendo durante años la más elevada magistratura de una República a la que iba a dejar sumida a cenizas: el Canciller Palpatine.

Ni los caballeros Jedi, ni los políticos y diplomáticos del sistema político republicano, ni tan siquiera los colaboradores necesarios en el complot contra la misma (los prebostes de la Confederación de Comercio) se percataron de que, en última instancia, en el tablero de ajedrez, el movimiento de sus piezas se hallaba condicionado al son dictado por uno de los villanos más legendarios de la historia del Séptimo Arte.

Y todo ello, gracias a la atribución de una labor de interpretación escénica sobresaliente, conllevada impecablemente de forma magistral por Ian McDiarmid (la misma persona que se embutiera en la piel de Sidious, quince años atrás, adoptando la misma caracterización de su personaje), demostrando que, de cierto modo, la veteranía y los gajes en el oficio suponen un valor añadido, lamentablemente, no siempre apreciado en la sociedad de nuestro tiempo.

Prácticamente, casi todas las secuencias de mayor carga trascendente en el largometraje recaen en su figura, permitiendo que el espectador se sienta, imperceptiblemente, abocado a un interés creciente en pos de las intrigas palaciegas que irá tejiendo con eficacia pasmosa, sin necesidad de empuñar un sable láser. Véase, aquí, una muestra -presten atención, además, a la carga de dramatismo con la que el compositor John Williams va envoviendo la conversación, alcánzandose su clímax máximo al término del coloquio entre los dos conferenciantes: https://www.youtube.com/watch?v=Xx52--WmLQs

Otro dato a considerar, de enorme trasfondo simbólico: una vez confirmados los peores presagios para los Jedi; esto es, la revelación ante Anakin de la identidad de Palpatine como antagonista https://www.youtube.com/watch?v=dATuq8O3920, y tras la notificación de dicha circunstancia por éste último a sus (todavía) correligionarios de bando, el encargado de forzar su renuncia como Canciller se tratará de Mace Windu (Samuel L. Jackson), un personaje ubicado, de conformidad con la intrahistoria de la saga, a medio camino entre la Fuerza y el Lado Oscuro https://www.youtube.com/watch?v=W0efr3g9fW8. No es de extrañar que el elegido, ante las acusaciones arteras de Sidious de acaparamiento del poder por los Jedi, vacilara, dubitativo, máxime ante el chantaje emocional del que estaba siendo igualmente objeto, ante el temor a la pérdida irreparable de su amada.

Es también una película en la que la incorruptibilidad invariable de los valores se desvanece y se desdibuja progresivamente en el tiempo: todo comienza, algo que ya se entreveró en el episodio II, con el quebratamiento de la prohibición de compromiso sentimental de Anakin, tras su enlace con Padmé; acto seguido, y conforme va acaparando cada vez más atribuciones de poder, y menor supone su disposición a abandonarlo, por parte de Palpatine, los Jedi le piden a Anakin que le espíe, en flagrante contradicción con su credo y principios https://www.youtube.com/watch?v=5AvpT3YxQb8; minutos atrás, el Canciller consigue que Anakin ajusticie a un contrincante desarmado como el conde Dooku (con un excepcional Christopher Lee, ahormado perfectamente para la ceremoniosa ocasión; aunque un tanto infrautilizado, en provecho de un nada emblemático general Grievous -uno de los escasos puntos flacos presentes en esta cinta-), en lesivo apartamiento de la filosofía Jedi https://www.youtube.com/watch?v=eYT3ctPuVRw. El Consejo Jedi, con el maestro Yoda a la cabeza, le deniega tan distintivo rango al aprendiz de Obi Wan Kenobi, acentuando consigo su resquemor https://www.youtube.com/watch?v=3tav3bI4M6I.

En resumidas cuentas, el caos impera, y, en medio de la confusión, era de prever que terminara imponiéndose el relato oficial de la posverdad, de la mentira infamante, decretada real, por mor del triunfo arrogado bajo la cuasi práctica erradicación y exterminio de tus detractores, eliminando todo género de disidencia.

Aunque en esta tercera entrega su aportación se tornó, en términos de minutaje en pantalla, visiblemente menor, a Natalie Portman se le confirieron algunas de las pinceladas filosóficas de mayor encumbramiento. Sentencias inapelables, tales como "así como es como muere la libertad, con un estruendoso aplauso" cuando a Sidious, ya magullado por deformidades, se le proclama por el Senado como Emperador, tras la imposición de su distorsionada versión de los hechos https://www.youtube.com/watch?v=DgxZr6LLS34. O cuando -aun tratándose de uno de los apartados del filme susceptibles de mejora en su dialogación, pues no alcanzan, ni remotamente, el aura de magia de la conexión existente entre Han Solo y Leia-, esto es, las confidencias amorosas entre Anakin y Padmé, ésta última, en el responso, en plena noche, cuando aquel le confiesa las turbaciones de su conciencia, como consecuencia de las ensoñaciones que le nublan la lucidez, le espeta: "¿Acaso el amor te ha cegado?" https://www.youtube.com/watch?v=vtjfWvWowgM. Y vaya si le cegó. Hasta el punto de perderlo absolutamente todo, y de malograr la razón de ser de su existencia, hasta mediar, muchos años después, su redención, como ya se comentará en su momento. Una referencia, nuevamente, muy arquetípica en la tragedia de los clásicos griegos.

De igual modo luce muy convincente Ewan McGregor, ya sí identificado sobremanera, y creíble su rol como Kenobi. A resaltar la última toma de contacto, previa a su conversión, con Anakin. Persuádanse de la fotografía, al despedirse ambos: mientras Kenobi permanece abajo, en un entorno de luz; Anakin le profesa el célebre "May the Force be with you", aupado a la nave, haciendo lo propio, pero acompañado de un fondo sombrío, de oscuridad barroca, preludio de lo que sobrevendría https://www.youtube.com/watch?v=mm854yq38jY.

Memorables los siguientes lances: los duelos a sable entre Anakin y Kenobi, por una parte, y Dooku, por otra. Entre Palpatine, ya desenmascarado como ogro confabulador del contubernio, y Windu https://www.youtube.com/watch?v=q0r4jNhG9Z4. La liquidación de éste último, a manos de Anakin. Su rendición al bando del mal. El defenestramiento en Mustafar de la Confederación de Comercio por el nuevo adalid del Emperador, evidenciándose la máxima de que Roma no paga a traidores https://www.youtube.com/watch?v=vYcUq4g6rGs. La Orden 66 https://www.youtube.com/watch?v=5c7jNYpPFzE. El pogromo Jedi, emprendido por quien fuera referente inspirador de tales pupilos masacrados de manera vil e inclemente. El fastuoso combate, con el Senado como testigo de excepción, entre Yoda y Sidious, forzando al primero al irremediable auxilio https://www.youtube.com/watch?v=iu3qoIsGzUM. Y, como colofón final, el reencuentro entre dos amigos, ya separados por un abismo de incomprensión, desencuentro mutuo y heridas no cicatrizadas: el combate, con desenlace abrupto, entre Skywalker y Obi Wan https://www.youtube.com/watch?v=k3frK9-OiQ0.

El presagio en sueños de Anakin se terminaría viendo cumplido, en medio de un erial de víctimas desperdigadas por el camino. La zozobra arrecia, y no se atisba ningún poso de remedio en medio de la destrucción de todo indicio de virtud cívica en una comunidad derruida bajo el influjo totalitario de la dominación Sith, como la que se ha referido en estas líneas. Pero hete aquí que Lucas aboga por un cierre muy atinado, enlazando ambas trilogías, justo en el punto de inflexión en que comenzó todo: con el surgimiento de una nueva esperanza, depositada en los vástagos recién nacidos de las entrañas de un Darth Vader ignorante de ello, inducido por la alcahuetería efectiva de su nuevo señor. La cámara se despide, proyectando su mirada al horizonte, en medio de un sol menguante, próximo al anochecer. Y, de pronto, nos cercioramos de que, afortunadamente, todo encaja.

Un cordial saludo.
 
Última edición:

pussycontrol

HideOuter Gayhetero
Another great review mister. Muy bien analizada en sus puntos buenos y malos: ecuanimidad ante todo, al contrario de algunas críticas hacia blockbusters que en mi humilde opinión se empeñan en rebajarlas por el mero hecho de ser tales y como tú demuestras con tu crítica no tienen porqué ser malas ni mucho menos.
 
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