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Tal día como hoy en la JacksonHIStoria (6 de marzo)

Xtarlight

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El 6 de marzo de 1993 El single "Give It To Me" llega a su posición más alta en las listas británicas quedandose en el número 2.

En 1996, Maureen Doherty, que fue vicepresidente y consultora general de MJJ Enterprises Inc. durante 16 meses, pone una demanda en la corte estatal de California alegando discriminación por ser mujer. Marureen comentó: "Desafortunadamente, el sexismo está todavía presente en la industria musical. Espero que esta demanda sirva para dar oportunidades a otras mujeres en el futuro." El 14 de abril del 98, el juzgado dio la razón a MJJ Productions. Además de obligar a Doherty a pagar las costas del juicio se investigó el presunto robo por su parte de información confidencial sobre la empresa cuando fue despedida.

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El año pasado por estas fechas estabamos unos cuantos hideouters en Londres mientras Michael daba un discurso en la Oxford Union (ver video aqui). Esa noche nuestro MarcosJ5 y Bubbles consiguieron hablar un momento con Michael y hacerse una foto con él. :eek: :eek: :eek: Enhorabuena chicos!!! :babilla:​



Este es el discurso que dio Michael:

Discurso de MJ en la Oxford Union

Gracias, gracias queridos amigos, desde el fondo de mi corazón, por esta bienvenida tan encantadora y sentida, y gracias, señor presidente, por su amable invitación, que estoy entusiasmado de aceptar. También quiero darte las gracias a tí, Smuley, que durante once años has servido como rabino aquí en Oxford. Tú y yo hemos estado trabajando tan duro para formar Heal The Kids, y trabajando en tu libro sobre las cualidades infantiles, y en todos nuestros esfuerzos has sido un amigo que me ha apoyado y me ha querido.

Y quisiera dar las gracias también a Toba Friedman, nuestro director de operaciones de Heal The Kids, que vuelve esta noche al alma mater en la que sirvió como rectora, y a Marilyn Piels, otra componente básica del equipo de Heal The Kids.

Me siento humilde por ofrecer una lectura en un lugar en el que anteriormente han estado presentes figuras tan notables como la Madre Teresa, Albert Einstein, Ronald Reagan, Robert Kennedy y Malcolm X. Me han dicho que hasta la rana Gustavo ha aparecido por aquí, y siempre he estado de acuerdo con él mensaje de Gustavo, de que no es fácil ser verde. Estoy seguro de que no le resultaría más fácil estar aquí que a mí ahora mismo.

Mientras observaba Oxford hoy, no pude evitar darme cuenta de la majestuosidad y la grandeza de esta institución, por no hablar de la brillantez de las grandes y dotadas mentes que han paseado por estas calles durante siglos. Los muros de Oxford no solo han albergado a los más grandes genios de la filosofía y la ciencia. También han acogido a algunos de los creadores de literatura infantil más aclamados, desde JRR Tolkien hasta CS Lewis. Hoy pude entrar en la sala de estar de la Iglesia de Cristo para ver el libro original de Alicia en el País de las Maravillas, de Lewis Carroll, inmortalizado tras una vitrina. E incluso uno de mis pocos compañeros americanos, el querido doctor Seuss agració estas salas y luego dejó su huella en la imaginación de millones de niños del mundo entero. Supongo que yo ahora debería comenzar con una relación de mis cualidades, necesarias para hablar ante vosotros esta noche.

Amigos, no puedo presumir de tener la experiencia académica de otros oradores que han pasado por aquí, del mismo modo que ellos no hubieran podido decir ser adeptos al moonwalk, y ya sabeis, sobre todo a Einstein hacer el moonwalk se le daba fatal. Pero sí puedo decir que he tenido la experiencia de conocer más lugares y culturas que la mayoría de la gente podrá ver jamás. La sabiduría humana no sólo consiste en bibliotecas; también se halla en los tomos de sabiduría que se escriben en el corazón humano, grabados en el alma humana y en nuestra psique. Y amigos, he conocido mucho en esta relativamente corta vida mía; realmente no me puedo creer que sólo tenga 42 años. A menudo le digo a Shmuley que en años espirituales, tengo por lo menos ochenta, y esta noche de hecho, camino como si tuviera ochenta... A sí que por favor, apoyad mi mensaje, porque lo que tengo que decirnos esta noche puede traer la curación para la humanidad y la curación para nuestro planeta.

Gracias a Dios, he tenido la suerte de hacer realidad muchos de mis aspiraciones artísticas y profesionales de forma rápida en mi vida. Pero amigos, eso son logros, y los logros sin más no son sinónimo de quién soy yo. De hecho, el chiquillo alegre de cinco años de edad que cantaba Rockin' Robin y Ben ante el público no era un indicativo del niño que había tras aquella sonrisa. Esta noche, aparezco ante vosotros, no tanto como un icono del pop (signifique eso lo que signifique), sino como icono de una generación, una generación que ya no sabe lo que significa ser niño.

Todos nosotros somos producto de nuestra niñez, pero yo soy producto de la falta de niñez, una ausencia de esa edad preciosa y maravillosa en la que jugamos sin miedo en el mundo, protegidos por el cariño de padres y familiares, y en la que nuestra preocupación más grande es estudiar para un examen de lengua el lunes por la mañana.

Aquellos de vosotros que estéis familiarizados con los Jackson 5 sabéis que empecé a actuar a la tierna edad de cinco años, y que desde entonces nunca he dejado de bailar y cantar. Pero mientras que actuar y hacer música son todavia, sin duda, dos de mis grandes pasiones, cuando era joven yo quería ser un chico normal más que ninguna otra cosa en el mundo. Quería hacer cabañas en los árboles, jugar a pelear con globos de agua, y jugar al escondite con mis amigos. Pero el destino tenia otros planes, y todo lo que podía hacer era envidiar la alegría y los juegos de los otros niños que veía a mi alrededor. Mi vida profesional no tenía descanso.

Pero los domingos iba a hacer de "pionero", que es como llaman los Testigos de Jehová al trabajo de salir a predicar. Era entonces cuando podía ver la magia de la infancia de otras personas. Como ya era famoso, tenía que disfrazarme de gordo, con peluca, barba y gafas y pasábamos el día en los suburbios del sur de California, yendo de puerta en puerta o dando vueltas por los centros comerciales, repartiendo nuestra revista Atalaya. Me encantaba entrara en aquellas casas corrientes de los suburbios y mirar las alfombras deshilachadas, los sillones viejos y los niños jugando al Monopoly, y las abuelas cuidando de los bebés, y todas esas cosas maravillosas, corrientes y brillantes de la vida diaria. Sé que muchos dirán que todo eso no es gran cosa, pero para mí eran enormemente importantes.

Yo solía pensar que era el único que había perdido la niñez. Creía que en realidad solo había unos pocos con los que podía compartir ese sentimiento. Cuando conocí hace poco a Shirley Temple, la gran estrella infantil del cine de los años 30 y 40, no pudimos decirnos nada el uno al otro. Nos limitamos a llorar juntos, porque pudo compartir conmigo un dolor que sólo otras pocas personas pueden comprender, como mis buenos amigos Elizabeth Taylor y Macauley Culkin. No os digo todo esto para ganarme vuestra confianza, sino para dejar en vosotros una impresión de lo que para mí es más importante: No son solo los niños actores de Hollywood los que han vivido sin infancia.

Actualmente, es una calamidad universal, una catástrofe mundial. La infancia se ha convertido en la gran ausencia de la vida moderna. Todo a nuestro alrededor produce que muchísimos niños no hayan podido disfrutar, que no hayan podido adaptarse, que no hayan tenido posibilidad de conocer la libertad, o saber cómo es ser niño. A los niños de hoy día se les anima constantemente a crecer más rápido, como si el período que se conoce como infancia fuese algo que hay que dejar atrás cuanto antes, y se les enseña a ser más duros e insensibles, cuanto antes mejor. Y en ese sentido, realmente soy uno de los mayores expertos del mundo.

La nuestra es la generación que ha sido testigo de la disolución del convenio entre padre e hijo. Los psicólogos están publicando bibliotecas enteras de libros que dan detalles de los efectos destructivos que suponen negarle a un niño un amor incondicional, que tan necesario es para el desarrollo saludable de su mente y su carácter. Y debido a esa negligencia, muchos de nuestros niños se ven obligados a criarse a sí mismos. Crecen distanciados de sus padres, abuelos y otros miembros de su familia, como si todo ese lazo indestructible que una vez nos uniera a todos, se estuviera soltando. Esta violación ha desembocado en una nueva generación, llamémosla "Generación O", surgida de la llamada Generación X. La O es por una generación que lo tiene todo "outside", es decir, por fuera: Salud, éxito, ropa atractiva, coches atractivos... pero que por dentro está dolorosamente vacía. Ese hueco en nuestro pecho, esa aridez en nuestro núcleo, ese vacío en nuestro centro es el sitio en el que antes latía el corazón y habitaba el amor. Y no solo sufren los niños; también los padres, porque mientras más cultivamos a pequeños adultos en cuerpos de niño, más nos alejamos nosotros de nuestras propias cualidades infantiles, y hay mucho de nuestra infancia que merece la pena preservar en nuestra vida adulta.

El amor, damas y caballeros, es el legado más preciado de la familia humana; su herencia más valiosa, su recuerdo de oro. Y es un tesoro que ha ido pasando de una generación a otra. Tal vez en épocas anteriores no hayan tenido el bienestar del que nosotros disfrutamos. Puede que entonces no tuviéramos electricidad en nuestras casas, o que tuvieramos que meter a un montón de niños en una sola habitación sin calefacción. Pero esos hogares no estaban oscuros, ni fríos. Estaban iluminados por el fulgor de la luz y se calentaban con cada latido del corazón humano. Como todos sabéis, nuestros dos países se separaron
en lo que Thomas Jefferson describió como "ciertos derechos inalienables". Y mientras americanos y británicos discutimos la justicia de sus declaraciones, lo que nunca se ha dudado es que los niños tienen ciertos derechos inalienables, y que la erosión gradual de esos derechos ha conducido a que muchísimos niños del mundo entero se les haya negado la diversión y la seguididad de la niñez. Por lo tanto, me gustaría proponer esta noche que en cada hogar hubiera una lista universal de derechos del niño, cuyos aspectos más importantes son:


Derecho a ser amado, sin tener que ganárselo.
Derecho a ser protegido, sin tener que merecérselo.
Derecho a sentirse útil, incluso cuando no tienes nada en el mundo.
Derecho a ser escuchado, aunque lo que se diga no tenga interés.
Derecho a que te cuenten un cuento por la noche sin tener que competir con las noticias de la noche.
Derecho a una educación sin tener que tener miedo a las balas en el colegio.
Derecho a ser tenido en cuenta como alguien adorable (incluso cuando sólo una madre podría amar tu cara).


Amigos, la fundación de toda el conocimiento humano, el principio de la consciencia humana, debe ser que todos y cada uno de nosotros seamos objeto de amor. Antes de saber si tienes el pelo rojizo o moreno, antes de saber si eres negro o blanco, antes de que sepas de qué religion formas parte, debes saber que eres amado.

Hace unos doce años, cuando iba a empezar mi gira Bad, un niño pequeño vino con sus padres a visitarme a California. Se estaba muriendo de cáncer y me dijo lo mucho que me quería, y lo mucho que le gustaba mi música. Sus padres me dijeron que no sobreviviría, que podría irse cualquier día, y le dije: "Mira, voy a ir a tu ciudad, a Kansas, para empezar mi gira dentro de tres meses. Quiero que vengas al concierto. Te voy a dar esta chaqueta, que me puse en uno de mis videos". Sus ojos se iluminaron y me dijo, "¿me la das?" y le dije, "Sí, pero me tienes que prometer que la llevarás puesta en el concierto". Intentaba decirle que aguantara. Le dije: "Cuando vengas al show, te quiero ver con esta chaqueta y este guante", y le dí uno de mis guantes de pedrería -y eso que por lo general nunca regalo mis guantes. Y estaba en la gloria; pero tal vez ya estuviera demasiado cerca de la gloria, porque cuando llegué a su ciudad ya había muerto, y le habían enterrado con la chaqueta y el guante puestos. Solo tenía diez años.

Sé que Dios sabe que hizo todo lo posible por aguantar, pero al menos cuando murió sabía que alguien le quería, no solo lo querían sus padres, sino que también yo, casi un desconocido, también le quería. Y con todo ese amor él sabe que no estuvo solo en el mundo, y desde luego no se iría solo del mundo. Si llegas al mundo sabiendo que eres querido, y abandonas este mundo sabiendo lo mismo, entonces te puedes enfrentar a cualquier cosa que te pase. Un profesor podrá hacerte repetir curso, pero tú no te sentirás degradado. Un jefe podrá humillarte, pero no te sentirás humillado. Un gladiador podrá conquistarte, pero seguirás siendo un triunfador.

¿Cómo podría ninguno de ellos tener éxito echándote abajo? Porque sabes que eres alguien querido, lo demás sobra. Pero si no recuerdas que eres amado, estás condenado a moverte por el mundo buscando algo que te llene. Da igual cuánto dinero tengas o lo famoso que seas, siempre estarás vacío. Lo que realmente buscas es amor incondicional, aceptación sin más, algo que se te negó al venir al mundo.

Amigos, dejad que os muestre una imagen: Un día típico en Estados Unidos: Seis jóvenes menores de veinte años se suicidarán, doce niños también menores de veinte años morirán por arma de fuego... y recordad que esto es un día, no un año. 3099 niños serán detenidos por abuso de drogas, 1352 bebés nacerán de madres adolescentes... Esto está pasando en uno de los países más ricos y desarrollados de la historia mundial. Sí, en mi país hay una epidemia de violencia que no se puede comparar con ninguna otra nación del mundo, y esas cifras son la forma en que los jóvenes de América expresan su dolor y su malestar. Pero no penséis que no se sufre el mismo dolor y tristeza entre sus compañeros en el Reino Unido. Estudios en este país muestran que a cada hora que pasa tres jóvenes británicos se autolesionan, a menudo cortándose las venas, quemándose o tomando una sobredosis. Así es como se enfrentan al dolor de la negligencia y la agonía emocional. En Bretaña, nada menos que el veinte por ciento de las familias sólo una vez al año se sientan a cenar juntos. ¡Sólo una vez al año! ¿Y qué ha sido de la tradición tan importante de leer a tus hijos un cuento antes de dormir? Investigaciones de los años 80 mostraron que los niños a los que se les lee cuentos han resultado tener, con diferencia, una mayor capacidad literaria que sus compañeros de clase. Y aún así, a menos del 33 por ciento de los niños británicos de 2 a 8 años se les ha leido un cuento de buenas noches a su edad.

Claramente, no hace falta que nos preguntemos de dónde viene todo este dolor, rabia y comportamiento violento. Está claro que los niños se enfrentan con todas sus fuerzas a la negligencia, revolviéndose ante la indiferencia y llorando hasta que se les presta atención. Varias agencias americanas de protección de menores afriman que millones de niños son víctimas de maltrato a través de las negligencias, como media anual. Sí, negligencia. En las casas ricas, en las casas privilegiadas, rodeados hasta el cuello de todo tipo de aparatos eléctricos. Casas en las que los padres llegan a casa, pero que en realidad no están en el hogar porque sus mentes siguen en la oficina. ¿Y sus hijos? Bueno, sus hijos se las arreglan con cualquier migaja de emotividad que pueden encontrar. Y no se consigue mucha emotividad viendo sin parar la tele, juegos de ordenador y videos.

Esas cifras duras y frías, que a mí me hacen estremecer el alma y conmover mi espíritu, deberían indicaros por qué he dedicado tan gran parte de mi vida y recursos en hacer de nuestra iniciativa Heal The Kids un éxito enorme. Nuestra meta es simple: Recuperar un lazo de unión entre padres e hijos, renovar su primesa e iluminar el camino para todos los preciosos niños que están destinados a caminar por esta Tierra algún día. Pero ya que esta es mi primera lectura pública, y ya que me habéis recibido de forma tan calurosa en vuestros corazones, siento que quiero deciros más. Cada uno de nosotros tenemos nuestra propia historia, y en ese sentido las estadísticas pueden convertirse en algo personal...

Dicen que ser padre es como bailar. Haces un paso y tus hijos hacen otro. Yo he descubierto que conseguir que los padres se vuelvan a dedicar a sus hijos es solo la mitad de la cuestión. La otra mitad es preparar a los niños para que vuelvan a aceptar a sus padres.

Cuando yo era muy pequeño me acuerdo que teníamos una perra que se llamaba Black Girl, un cruce de lobo con retriever. No sólo era un buen perro guardián, sino que además era una cosa nerviosísima y asustadiza, era una maravilla ver que no se moría cada vez que pasaba un camión, o cuando una tormenta azotaba Indiana. Mi hermana Janet y yo le dimos a aquel perro mucho amor, pero nunca conseguimos que nos devolviera el grado de confianza que su anterior dueño le había arrancado. Sabíamos que le pegaba mucho, no sabíamos como. Pero sea como sea, fué suficiente como para absorberle el espíritu a aquella perra. Muchos de los niños de hoy día son cachorros heridos que se han visto privados de cariño. No podrían ser abandonados más por sus padres, abandonados a su propia suerte, soñando con la independencia. Ahora se han trasladado, y han dejado a sus padres atrás. Luego están los casos aún peores de niños que sienten rabia y resentimiento hacia sus padres, y cualquier determinación que pueden acometer esos padres se les puede volver contra su propia cara. Esta noche os pido que no cometamos ese error.

Es por eso que llamo la atención sobre todos los niños del mundo, empezando por nosotros mismos aquí esta noche, para que perdonemos a nuestros padres, si hemos sentido negligencia por su parte. Vamos a perdonarlos y a enseñarles a amar de nuevo. Seguramente no os ha sorprendido oirme decir que no tuve una infancia idílica precisamente; la tensión que existe entre mi propio padre y yo es algo bien conocido. Mi padre es un hombre duro, que nos presionaba duramente a mí y a mis hermanos, desde muy pequeños, para que fuéramos los mejores artistas posibles. Le costaba mucho mostrarme su afecto, y en realidad nunca me ha dicho que me quería. Y tampoco me felicitó nunca. Si yo hacía una actuacion genial, él decía que había estado bien. Si yo hacía una buena actuación, no me decía nada. Parece que ante todo quería hacer de nosotros un éxito comercial, y en eso estaba más que simplemente interesado. Mi padre era un genio del management y mis hermanos y yo le debemos a él nuestro éxito profesional en gran medida, por la forma en que nos forzó. Nos entrenó como showmen y bajo su enseñanza no podía fallar ni un solo paso. Pero lo que yo de verdad quería era un papá. Quería un padre que me mostrara amor, y mi padre jamás hizo eso. Jamás me dijo "te quiero" mirándome a los ojos, nunca jugó a nada conmigo. Nunca hicimos una carrera, nunca me tiró una almohada o un globo lleno de agua. Pero recuerdo una vez que yo tenía cuatro años, había una pequeña fiesta y me llevó, y me subió en un pony. Era algo simple, seguramente a los cinco minutos ya ni se acordaba, pero sólo por ese pequeño gesto, ya le tengo en un lugar de mi corazón. Porque los niños son así, las cosas pequeñas significan mucho para ellos y para mí ese momento lo era todo. Solo lo experimenté una vez, pero me hizo sentir realmente bien, por mí y por el mundo entero.

Pero ahora soy yo el padre, y un día pensaba en mis propios hijos, Prince y Paris, y en cómo quería que pensaran de mí cuando se hicieran mayores. Para estar seguro, me gustaría que recordasen que siempre quise estar con ellos fuese donde fuese, y que siempre los ponía por delante de cualquier otro asunto. Pero en sus vidas también hay retos: Mis hijos siempre están siendo acosados por los paparazzi, así que no siempre pueden ir al parque o al cine conmigo. Entonces, ¿qué pasa si crecen y se resienten de mí? ¿Y cómo afectan mis elecciones a su juventud?

"¿Por qué no hemos tenido una infancia normal como los demás niños?", se preguntarán. Y en ese momento, rezo porque mis hijos me otorguen el beneficio de la duda. Que se digan, "Nuestro padre lo hizo lo mejor que pudo, nos ha dado lo que ha podido darnos. Tal vez no haya sido perfecto, pero era un hombre cariñoso y decente, que intentó darnos todo el amor del mundo".

Espero que se fijen siempre en las cosas positivas, en los sacrificios que con tanto empeño he hecho por ellos, más que en criticar las cosas que tuvieron que sacrificar ellos, o los errores que yo haya cometido, y que desde luego seguiré cometiendo mientras los críe. Ya que todos hemos sido hijos de alguien, y sabemos que a pesar de los mejores planes y esfuerzos, los errores siempre estarán ahí. Somos humanos.

Y cuando pienso en esto, en cómo espero que mis hijos no me juzguen de forma poco amistosa, y que me perdonen mis errores, estoy forzado a pensar en mi propio padre a pesar de lo que dije antes; estoy forzado a admitir que debe haberme querido. Él me quiso, y yo lo sé. Había detallitos que así lo demostraban. Cuando yo era niño me encantaban los dulces; a todos nos gustaban. Mi comida favorita eran los donuts con azucar y mi padre lo sabía. Así que cada pocas semanas bajaba las escaleras y al llegar a la cocina me encontraba con una bolsa de donuts con azucar. Sin una nota, sin una explicación, solo los donuts. Era como Papá Noel. A veces se me ocurría quedarme despierto hasta tarde para verle dejarlos, pero igual que pasaba con Papá Noel, no quería arruinar la magia por miedo a que nunca lo volviera a hacer otra vez. Mi padre lo hacía en secreto por la noche, para que nadie se lo encontrara con la guardia bajada. Le asustaba la emoción humana, no podía comprenderla o no sabía cómo comportarse ante ella. Pero sí conocía los donuts. Y cuando dejo que se abra mi memoria, hay otros recuerdos que se me vienen encima, recuerdos de otros detalles pequeños, recuerdos imperfectos, que me demuestra que mi padre hacía lo que mejor podía.

Así que esta noche, más que fijarme en lo que mi padre no hizo, quiero dar especial atención a todas las cosas que sí hizo, y en sus retos personales. Quiero dejar de juzgarle. He empezado a reflexionar en el hecho de que mi padre se crió en el sur, en una familia muy pobre. Se hizo mayor durante la Depresión y su propio padre, que tenía que darle de comer a sus hijos, mostró muy poco afecto hacia su familia y crió a mi padre y a sus parientes con mano dura. Quién podría imaginar cómo era criarse para un hombre negro pobre del sur, con su dignidad robada, falto de esperanza, luchando para ser un hombre de mundo mientras veía a mi padre como un subordinado. Yo fuí el primer artista negro que pusieron en la MTV y me acuerdo de lo importantísimo que fué aquello. ¡Y eso fué en los años 80! Mi padre se mudó a Indiana y tenía que hacerse cargo de una granfamilia él solo, trabajando largas horas en la fundición de acero, un trabajo que te mata los pulmones y te humilla el espíritu, todo por sacar adelante a su familia. ¿Todavía hay que preguntarse por qué le resultaba dificil expresar sus sentimientos? ¿Hay algún misterio en que se le endureció el corazón, en que no pudo desarrollar su emotividad? Y sobre todo, ¿cabe alguna duda de que el motivo por el que forzó a sus hijos duramente para que tuvieran éxito como artistas, era una forma de librarles de la vida de indignidad y pobreza que él había conocido? He empezado a comprender que incluso la dureza de mi padre era una forma de amor, un amor imperfecto, desde luego, pero amor al fín y al cabo. Me forzaba porque me quería. Porque no quería que ningún hombre tuviera que volver a agachar la cabeza nunca más. Y ahora con el tiempo, más que con amargura, me siento dichoso. En el lugar de la ira he encontrado perdón. En el lugar de la venganza he encontrado reconciliación. Y mi furia del principio se ha ido transformado en olvido.

Hace casi una década creé una fundación benéfica llamada Heal The World, cura el mundo. Ese título es algo que sentía dentro de mí. No sabía yo entonces, como más tarde dijo Shmuley, que esas dos palabras forman los pilares básicos de la profecía del Antiguo Testamento. ¿Realmente pienso que se puede curar este mundo, estando como está a manos de las guerras y los genocidios, aún hoy día? ¿Y realmente creo que podemos curar a nuestros niños, los mismos niños que entran a los colegios con armas de fuego y tirotean a sus compañeros, como pasó en Columbine? ¿O niños que pueden golpear a otro niño pequeño hasta matarlo, como trágicamente le pasó a Jamie Bulger? Por supuesto que lo creo. Si no, no estaría aquí esta noche.

Pero todo comienza con el perdón, porque para curar el mundo primero tenemos que curarnos a nosotros mismos. Y para curar a los niños, lo primero es curarles en su interior, todos y cada uno de nosotros. Como adulto, como padre, me doy cuenta de que no puedo ser un ser humano completo, ni un padre que dé amor incondicional, hasta que los fantasmas de mi propia niñez no descansen para siempre. Y eso es lo que os estoy pidiendo a todos esta noche; revivir el quinto de los Diez Mandamientos: Honra a tus padres sin juzgarlos. Dáles el beneficio de la duda.

Es por eso que yo quiero perdonar a mi padre y dejar de juzgarle. Quiero perdonar a mi padre porque quiero a mi padre y es el único que tengo. Quiero quitarme un peso de encima, y ser libre de comenzar una nueva relación con mi padre, durante el resto de mi vida, sin miedo a los fantasmas del pasado.

En un mundo llego de odio, todavía debemos atrevernos a trabajar. En un mundo lleno de rabia, todavía debemos atrevernos a reconfortarnos. En un mundo lleno de desesperación, todavía debemos atrevernos a soñar. Y en un mundo lleno de desconfianza, todavía debemos atrevernos a creer.

A todos vosotros esta noche, que os sentís abandonados por vuestros padres o madres, os pido que no os sigáis engañando. Y a todos vosotros que desearíais poder quitaros a vuestros padres de encima, os pido que en lugar de eso, les ofrezcáis la mano. Os pido a vosotros igual que me lo estoy pidiendo a mí mismo, que déis a vuestros padres el don del amor incondicional, para que ellos también puedan aprender de nosotros, sus hijos, cómo amar. Para que el amor finalmente sea recuperado en un mundo desolado y solitario. Shmuley me comentó una vez una antigua profecía bíblica que dice que llegará un mundo nuevo, una nueva era, "cuando los corazones de los padres sean recuperados a través de los corazones de sus hijos". Amigos míos, nosotros somos ese mundo; nosotros somos esos niños.

El mahatma Gandhi dijo: "Los débiles no saben perdonar. El perdón es un atributo de los fuertes". Sed fuertes esta noche. Más que ser fuertes, enfrentaros al reto más grande de todos: Recuperdad ese convenio roto. Debemos superar todos esos efectos inútiles que nuestra infancia haya podido tener sobre nuestra vida, y en palabras del reverendo Jesse Jackson, "perdonáos; redimíos los unos a los otros y seguid adelante".

Esta llamada al perdón tal vez no resulte en un mundo entero viviendo momentos felices al estilo del programa de Oprah, con miles de niños pasando el día con sus padres, pero al menos será un comienzo, y eso hará que todos seamos mucho más felices.

Así pues, damas y caballeros, ya termino mis puntos más importantes de esta noche con fé, alegría y emoción. A partir de este día, que oigamos una nueva canción. Que esa nueva canción sea el sonido de los niños riendo. Que esa nueva canción sea el sonido de los niños jugando. Que esa nueva canción sea el sonido de los niños cantando. Y que esa canción sea el sonido de los padres que les escuchan. Creemos juntos una sinfonía de corazones, maravillados ante el milagro de nuestros niños y arropados en la belleza del amor. Curemos el mundo, desechemos su dolor, y tal vez podamos hacer todos una música maravillosa.

Que dios os bendiga, os quiero.
 
:eek: GENIAL
Y SIN DUDA ESTE DIA MAS GENIAL AUN PARA LOS KE KONOCIERON A MIKE:amores: FELICIDADES JAIME Y MARCOS
TAMBIEN ESPERO KE PRINCE Y PARIS LEAN ESTE DISCURSO KUANDO SEAN MAYORES

Bezitosss:muac: :muac:
 
Última edición:
se me han salido las lagrimas de veras......no se que decir,michael sabe como transmitir estos mensajes tan importantes a traves de su sensibilidad.....me emocione mucho....

TE AMO TANTO MICHAEL!!!!!!

:lloratris :lloratris :lloratris :lloratris :lloratris :lloratris :lloratris :lloratris
 
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