• Cambios en el aspecto y funcionamiento del foro. Ver detalles

Un recorrido por NEVERLAND con Brad Sundberg

Extractos de la entrevista realizada a Brad Sundberg, (ingeniero de grabación y director técnico en los álbumes Dangerous y HIStory de Michael Jackson) por Lisha McDuff y Willa Stillwater, creadoras del blog, “Dancing with the Elephant”.

https://dancingwiththeelephant.word...-tour-of-neverland-with-brad-sundberg-part-1/

https://dancingwiththeelephant.word...-tour-of-neverland-with-brad-sundberg-part-2/


¿Listos para dar un paseo, a veces nostálgico y otras divertido, por Neverland?
Echen a volar su imaginación un rato y disfruten... ;)



SQWU5i2.jpg

“Neverland era enorme. Tenía unos 2.800 acres (11 km2), el equivalente a unos 2.800 campos de futbol.
Viajé en coche allí innumerables veces. Yo vivía en las afueras de Pasadena, California, y Neverland está al norte de Santa Bárbara. Conduces hasta Santa Bárbara y dejas la autopista, bordeando la montaña por una carretera de doble carril. Bel Air y Beverly Hills han quedado muchos kilómetros atrás. El paisaje está lleno de matorrales, barrancos empinados y ganado, muy lejos de Los Ángeles. Tardaba unas dos horas y media en llegar desde Pasadena hasta la puerta de la casa de Michael.

Está a unas siete millas Figueroa Mountain Road abajo, por un camino sin indicaciones. En esa parte del país –y esto va a asustar a más de uno- hay muchas tarántulas. Y yo sé lo mismo de tarántulas que de ópera italiana, o sea, nada. Pero las tarántulas viven en el interior de la tierra y en no sé en qué época del año salen al exterior, por marzo o abril. Y cuando ibas conduciendo por Figueroa Mountain Road escuchabas: pop, pop, pop, y eran tarántulas estrujadas por las ruedas del coche.
No es que el camino estuviera lleno de ellas, pero a veces tenía que virar a derecha e izquierda para evitar aplastar a esos pobres bichos, pero eran tantas que no podía evitarlo. Salían buscando el calor y algo que comer. Nunca vi demasiadas dentro del rancho, siempre estaban en el camino de fuera.

Entonces llegabas a Neverland y el primer sitio que encontrabas era la puerta exterior, algo así como la puerta del guarda. Ahí es donde tenías que decir quien eras y, cada vez que ibas, tenías que estar en la lista y ser aprobado, aparte de firmar un formulario de tres o cuatro páginas declarando que no iba a revelar nada. Todas y cada una de las veces y con cualquiera de los guardas, aunque me conocían ya, me saludaban y me daban el formulario.


cXVcnRL.jpg

Y ya estabas dentro, pero era igual que seguir afuera. Había matorrales y arbustos de cipreses, nada bonitos, como en el desierto. Conducías hacia la colina y en alguna parte había una señal que decía “Bienvenido a Neverland”, con un niño o un angelito o algo así.

90s11UD.jpg

Dabas la vuelta a esa colina y empezabas a bajar por el otro lado. Entonces empezabas a ver vallas blancas y césped verde. Y si ibas más allá, veías las fuentes y los robles. Era como pasar del blanco y negro al color, como en la película El Mago de Oz. Era muy cinematográfico bajar de la colina y ver aquello. Te decías, ‘cielos, no sabía que esto estaba aquí’; porque no se puede ver nada desde el camino. Y esto era a una milla o milla y media antes de ver el rancho, ¿entienden?

No es hasta que llegas a la segunda puerta, la puerta labrada, que realmente empieza a tener sentido.

Había un gran parking a la izquierda de esta puerta. Esto se hacía así porque cuando había muchos invitados, la mayoría de ellos no podían entrar sus coches o autobuses dentro del rancho. Tenían que aparcar allí. Entonces pasabas a través de la puerta labrada. Todo el mundo ha visto esta puerta negra, con un escudo dorado. En este lugar descargaban los autobuses también. Llegaban niños desde Los Ángeles, Santa Bárbara o Make a Wish, u otras asociaciones. Pasaban esa puerta y es cuando el pequeño tren les estaba esperando.

Cuando la gente salía de los coches o los autobuses, Michael quería darles la bienvenida a Neverland a lo grande, y me pidió construir un enorme sistema de sonido para la puerta, porque hasta ese momento no había música ni luces. Recuerdo dejar Neverland de noche y, caramba, al salir por la puerta labrada está muy oscuro. No se veía nada en aquella colina.

Cuando los invitados se presentaban en la puerta, ésta se abría y les inundábamos con música. Y no estoy hablando de un par de altavoces colgados de una cadena, estoy hablando, si no recuerdo mal, de 20.000 watios de potencia.

Como para un concierto pequeño. Construimos un pequeño cobertizo cerca de la puerta, no un cobertizo en realidad, nada allí era una simple caseta, pero la hicimos para el equipamiento. Recuerdo las palabras de Michael: “quiero que sea capaz de sacudir un autobús”. Así que cuando atravesaban esa puerta, sonaba la música y entraban al mundo de Michael.

Uno o dos empleados esperaban a los invitados allí. Michael estaba muy influenciado por Disney y todos ellos usaban uniforme. Los que trabajaban en el tren, el conductor llevaba chaqueta negra y gorra, los que estaban en las atracciones, los encargados de la seguridad, y los bomberos usaban uniforme de bombero también.

Todo estaba perfectamente planificado, nada era casual o subestimado en Neverland.

Hay algo sobre lo que hablo en mis seminarios, y son los pequeños detalles. Había una pequeña estación de tren; más pequeña que una casa muy, muy pequeña, como un porche o un cenador. Pero tiene un tejado de pizarra y está magníficamente diseñada, con las barandas y pilares preciosamente torneados y con pequeñas incrustaciones en ellos de pinturas y grabados. ¡Realmente bonito! Y esta es solo la primera estación de tren.

El constructor fue Tony Urquidez, de una constructora local de Los Olivos. Michael era muy bueno encontrando a gente de la localidad. Él y Tony iban a ver parques de otras ciudades para ver la arquitectura y obtener ideas. Michael era muy concreto en lo que andaba buscando, pero también le encantaba rodearse de gente creativa y ver lo que podían aportar. Y esa combinación creo que funcionó bien.

80b1f-flamingoisland1.png


6hCHWRW.jpg


A él le gustaba la escenografía, la representación, de modo que buscaba un efecto, una especie de introducción, como el comienzo de una canción. No se trataba de mostrar todo a la gente desde el principio y de una vez. Primero conducían dos horas, después aparcaban y finalmente llegaban hasta la puerta, y el entusiasmo iba in crescendo.
Y en este punto, los invitados subían al tren. Éste bordeaba la casa principal, sin pasar por ella, porque esa era su residencia privada. Pero pasaba por el lago, los cisnes, y el bote del lago con forma de cisne. La música estaba sonando, se veían esos hermosos robles, y lentamente se dirigía hacia el parque de atracciones.

A veces, Michael esperaba a sus invitados, depende de quienes fueran, en su carrito de golf. Se podía ir paseando hasta la casa principal desde la puerta labrada, pero había un buen trecho hasta allí. Había unas cuantas casa de invitados, cinco o siete, no me acuerdo, y prados verdes hasta la casa principal.

Desde allí, caminando hacia la izquierda, pasas el guarda de seguridad y la videoteca, donde Michael guardaba alguna memorabilia en la planta alta. Después te dirigías hacia la colina y allí estaba la estación de tren principal. Todo el mundo ha visto el reloj de flores y las figuras móviles. Otra verdadera obra de arte. También había música allí; sonidos de grillos y música clásica.

Esa parte de California es muy silenciosa y Michael quería siempre crear algún tipo de ambiente. Pusimos altavoces ocultos en los setos con sonidos de grillos que grabamos. También sonaba al mismo tiempo música clásica, así que había varias capas de sonidos. Teníamos pájaros piando en los árboles. Es curioso porque cuando se apagaba todo el sonido, todo se quedaba extrañamente silencioso. Michael siempre quería añadir algo al ambiente, incluso aunque la gente no lo notara realmente.

Así que había un diseño de sonido exterior en Neverland.

Conseguimos unos altavoces con forma de roca de una empresa llamada Rockustics, en Colorado. Suenan muy bien. Pero no compramos dos, cuatro o seis, no. Compramos casi 300 de ellos para todo el rancho. Sonaba música y también aves. Hicimos nuestras propias casitas de pájaros con altavoces dentro de ellas.

Bien, pues llegabas hasta la estación principal. En Disneylandia, Walt Disney necesitaba algo para atraer la atención de la gente, allí es el castillo, en Epcot es la bola gigante de golf y para mí, en Neverland, era la gran estación del tren. Era muy bonita, y se podía ver desde muy lejos.
De hecho, al subir la primera colina, creo que se puede ver la estación enseguida. Era preciosa.


screen-shot-2016-05-02-at-10-11-00-am.png


Entonces tenemos dos trenes. Uno pequeño que servía para trasladar a la gente, y el grande que era más bien una atracción. Era una máquina de vapor, el ‘Katherine’, y era verdaderamente bonito.


screen-shot-2016-05-02-at-10-13-52-am.png

Se trataba de una antigua locomotora renovada. Nos enviaron a un grupo a Mt. Pleasant, Iowa, creo, y allí fue renovada, durante unas dos semanas estuvimos allí.
Yo le instalé todas las luces y sonido, el generador y todo lo demás. Michael era muy impaciente, en el buen sentido. Cuando alguna atracción nueva llegaba al parque, quería probarla ese mismo día. Así que nos enviaba para ponerla a punto y que cuando llegara a casa solo hubiera que plantarla en el sitio y él pudiera subirse a ella inmediatamente. No quería esperar dos semanas para que le pusiéramos la música, él quería que estuviera lista al llegar.

Incluso había un depósito de agua para llenar la máquina de vapor, y creo que el combustible era propano. Era una locomotora completamente de verdad. Había dos o tres personas entrenadas especialmente para manejar el tren.


O541Jd4.png



brad-train.jpg

Si nos situamos en Neverland mirando hacia el valle, el tren grande circulaba por la izquierda y el pequeño por la derecha, y ambos llegaban a la parte posterior del valle.

Con el grande podías detenerte delante del cine o seguir hasta el zoo, donde estaban los chimpancés, las jirafas y demás animales. También podías ir caminando desde la estación hasta el cine, si querías quemar unas cuantas calorías. Me figuro que debía haber poco más de un kilómetro de distancia.

Con el tren pequeño, al otro lado de la casa, te dirigías al poblado indio y al fuerte de batallas de agua. Ese era uno de los pocos lugares en que no instalamos música. Quisimos dejarlo verdaderamente auténtico.

En el poblado indio no había electricidad. Y en el fuerte de guerras de agua era el único lugar en que los niños podían encontrar los globos de agua ya preparados y llenos, listos para jugar. Era una locura, con cañones de agua y todo.

En el rancho había de 100 a 110 empleados, de los cuales unos 60 o 70 eran jardineros. El paisaje era realmente hermoso, con flores frescas todo el tiempo.

Había encargados de las atracciones, del zoo, jardineros, ama de llaves y empleadas domésticas, cocineros, capataz y encargados del mantenimiento del rancho, y toda clase de personal secundario. He trabajado en casas increíbles en mi vida, pero esta era otro nivel completamente diferente. Como ninguna otra.

Todo estaba muy bien programado. No es que hubiera un encargado de los coches de choque a las 4 de la mañana, esperando a que alguien apareciera. Se trataba de programar las visitas. Si estaba previsto que llegara un grupo grande el sábado, todos los operarios de las atracciones estaban preparados, y las ponían en marcha durante unas seis horas. Si había invitados importantes podían pedir spaguetti a las 3 de la mañana, si querían. No creo que mucha gente lo hiciera, pero sí, Michael quería que se mimara a sus invitados hasta ese punto.

El rancho se podría dividir en tercios. Hasta ahora hemos visto el primero y el segundo de ellos, donde estaba el parque de atracciones.


screen-shot-2016-05-02-at-11-22-02-am.png



La mayor parte de nuestro trabajo consistió en construir el sistema de sonido y la música para el parque. Había un pequeño escenario con capacidad para un cuarteto de música o algo parecido. Estaba el Zipper, los coches de choque, la noria y el carrusel. Y parecía que nunca había bastante. Michael añadía otra atracción y al mes siguiente me llamaba para decirme que había comprado otra, y que empezara a pensar ideas para ella.

A veces nos reuníamos en su biblioteca o en el castillo, un sitio que le encantaba. Empezaba a desenrollar planos y a hablar de lo siguiente.
Él era muy específico con lo que quería hacer, pero también quería saber nuestras ideas. Tony Urquidez estaría también de acuerdo con esto que digo. ¿Podemos hacer esto? ¿qué piensas de esto? No era un dictador en absoluto. Como decía antes, si trabajabas con Michael tenías que aportar ideas. No te podías sentar simplemente a esperar órdenes. Tenías que contribuir con ideas.


Voy a poner un ejemplo tonto. Michael quería música en todas partes. En todas. No quería un solo lugar del rancho que estuviera en silencio.
Llegó un día y dijo: ‘he comprado una noria’.
‘Claro, por supuesto, ¿por qué no?’.
‘Quiero música en la noria’.

Bien. Entiendo de geometría, de electrónica y de física. Todas esas cosas no tienen complicaciones para mí. Y estoy pensando en la noria dando vueltas. Y en sus 16 pequeñas barquitas todas dando vueltas también. No se pueden poner cables por todos lados, porque después de dos vueltas se habrán enredado y roto.

Pero hicimos todo ese complicado esquema de poner baterías en cada coche, receptor de radio, amplificador y altavoces para transmitir música a cada uno de los compartimentos de la noria. Lo diseñé todo y dije que podía hacerlo. Pero dije también, ‘¡menudo fastidio, Michael! Lo que va a costar todo esto, el tener que cargar las baterías y todo ese quebradero de cabeza. ¡Dejemos a la gente que se tome un respiro! Dejemos que suban a la noria y puedan ver el parque y escuchar todo el sonido ambiente, a los niños reír… No hay que invadirles con música todo el tiempo…’

Y, afortunadamente, estuvo de acuerdo. Porque yo no quería tener que construir todo aquello. Era la cosa más loca que había diseñado nunca. Y habría funcionado. Yo tenía un buen diseño. Pero la cuestión era que él sabía escuchar. Era genial que de vez en cuando yo pudiera cortar, y sólo porque se podía hacer, no significaba que debiéramos hacerlo. Él era bastante flexible en eso. Me daba una gran libertad.

Me voy a detener un momento en un punto. ¡Yo era un chaval! Quiero decir, yo era 5 años menor que Michael y construimos Neverland cuando estaba en mis veintitantos. Estuve trabajando con él y Bruce en el estudio durante semanas y meses, y cuando el proyecto se acabó, me llevó allí. Y siendo Michael Jackson podría haber contratado a la mejor compañía de sonido de Los Ángeles. Podría haber llevado a gente de Berlín si hubiera querido. Pero el hecho es que confió en mí, me dejó hacerlo mí, y eso es una lección de humildad y significa mucho para mí.

Así que había música por todo el rancho. Siempre. La gran mayoría seleccionada por él mismo. Me llamaba y me pedía que le grabara un CD con las canciones que le gustaban. Y las solía repetir. Quería que ‘Carol Ann’s Theme’ sonara dos veces, aunque no seguidas. Y le gustaba ‘My Favorite Things’, de Sonrisas y Lágrimas, y Debussy, y de nuevo ‘Carol Ann’s Theme’. Yo le decía: ‘Michael, esa ya la tenemos, ya sonó hace 9 minutos’. Y él contestaba: ‘sí, pero es tan bonita. Quiero que suene otra vez’. ¡Y no podías discutir con él! No tenía mucho sentido pero funcionaba.

Podías escuchar la música por todas partes. Subías al tren y ahí me dejó más libertad. Podía poner la que yo quisiera, pero siempre clásica. Nunca poníamos música de Michael. Eso estaba absolutamente prohibido.

neverland-playlist-from-brad-sundberg.jpg

En cada atracción la música era diferente. En el carrusel quería música de Janet. Entonces ‘Rhythm Nation’ era un gran éxito. En el Zipper, su atracción favorita, le gustaba no sé por qué motivo, ‘Owner of a Lonely Heart’, de Yes. Y todo el que subía a esa atracción tenía que escuchar el tema una y otra vez. Por poco sentido que tuviera, así es como le gustaba a Michael.

Creo que, en cierto modo, era, no predecible, pero le gustaba la rutina. No lo había pensado antes pero, era algo así como… si estoy en el Zipper, voy a escuchar ‘Owner of a Lonely Heart’. Algo así. No hay que cambiarlo. Así es como él lo quería.

Neverland tenía cierta similitud a la estructura de una canción. Un comienzo, un desarrollo y un final. Al comienzo está la entrada, la puerta labrada. Ese momento de preguntarse ‘¿dónde estoy?’.
Después llegas al parque de atracciones, que es una locura. El tobogán gigante, los coches de choque y el Sea Dragon, con música sonando por todas partes. El cine también estaba allí y todo era grandioso, dramático y llamativo.

Y quizás al final del día te acercabas al zoo, que era mucho más relajante. De modo que sí, en cierto sentido, era casi como una intro, unos versos, estribillo, puente, estribillo y fundido en negro.

Michael adoraba la escenificación. Podías experimentar Neverland un día completo y al final del mismo podías estar dando de comer a una jirafa o a unos patos, y todo es calma de nuevo. Muy relajante.


Dicho esto, también tuvimos unos cuantos fallos. Nosotros probábamos cualquier cosa. Él quería tener esos pequeños autos como los que usa Goofy en Disneyland, ‘Autopia Cars’. Los mandamos fabricar para hacerlos circular por encima del tobogán gigante, a un lado de la montaña. Se pavimentó un circuito ¡y era precioso! No tengo ni idea de la cantidad de dinero y tiempo que costó hacerlos. Eran de verdad y circulaban por la montaña entre los árboles ¡precioso!

Bien, pues esos estúpidos coches no eran lo suficientemente fuertes como para llevar a la gente a lo alto de la colina, especialmente si eran adultos, y tenían que bajarse y empujar los coches. No sé por qué no los hicieron más potentes, pero creo que es porque ya se habían gastado tanto dinero que había que recortar en el presupuesto. Así que tuvieron que instalarlos en una pista llana detrás del teatro. No era ni mucho menos tan genial, pero al menos no tenían que empujarles para que se movieran.

A veces pensabas, ‘espero que nadie se mate con esto…’ No, no, es broma, pero si han visto imágenes del tobogán gigante, con cuatro calles… Una cosa de locos.
Pues para Michael nada podía ser normal. Tenía que ser algo extremo. Así que encontraron un spray de Teflon o algo parecido, de la NASA o qué sé yo de dónde, y cuando rociabas el saco de arpillera… era tremendo. Y mira que me gustan esa clase de cosas, pero bajabas tan rápido que te despegaba al bajar dando saltos y parecía que te ibas a romper la espalda y quedar paralítico. ¡Y Michael se tronchaba de risa hasta casi mearse en los pantalones!
Especialmente conmigo, que no soy precisamente un tipo pequeño y bajaba por esa cosa a unos 140km por hora, rebotando de cuesta en cuesta.

O los coches de choque, que eran tremendamente rápidos. Iban tan lanzados que creías que te ibas a matar. Encima llenábamos la carpa de humo y luces negras y parpadeantes. Y además una música atronadora, habitualmente de Joe Satriani. Esos coches de choque iban a toda velocidad y Michael de nuevo se moría de risa. Era, siento decirlo, pero era casi peligroso, aunque tan divertido que no nos importaba.

Otra cosa que era genial en el parque era el castillo. Cuando se estaba construyendo el parque había una casa en un árbol. Michael solía subir a ella y observar desde allí a la gente. Era bonita pero no gran cosa.

Pues como había mucho equipamiento eléctrico acumulado allí, teníamos que alojarlo en un lugar, y decidimos construir una habitación en el centro de la casa del árbol. Y de nuevo tenemos que con Michael nada podía hacerse de forma normal. Así que se convirtió rápidamente en un castillo.


screen-shot-2016-05-02-at-4-26-02-pm.png

Nadie entraba a esa habitación del castillo porque servía nada más que para guardar el equipo, pero había un gran espacio en la parte lateral y junto a ella había una oficina. Allí hacía Michael reuniones. Nos sentábamos y hablábamos de las atracciones que estaban por llegar. O si tenía una llamada telefónica, la hacía desde allí. No había teléfonos móviles en Neverland y los que existían eran muy rudimentarios.
Si había invitados VIPs y querían escabullirse, se llevaban el almuerzo allí. Era un sitio especial y diferente. Una hermosa pieza de arquitectura.

Además estaban las mariposas animadas de Disney por todo el parque, o el elefante que por la noche lanzaba un chorro de agua al aire, pero no era agua, sino luces.
Y otra cosa más. Durante el día, el parque era divertido, pero por la noche lo encendíamos con decenas de miles de luces parpadeantes en los árboles.
En cada árbol había instalada electricidad suficiente como para dar luz a una casa de tamaño normal.


screen-shot-2016-05-02-at-4-26-25-pm.png

Pero esa era toda la luz que teníamos. No había farolas. Sólo las luces en los árboles y en el parque. He estado en lugares muy bonitos, pero Neverland por la noche era otra cosa. En su mejor momento, con las atracciones funcionando y la música sonando, todo iluminado, podía compararse con estar en medio de Disneyland. Era un lugar verdaderamente mágico.

Muchas de las cosas de las que estamos hablando, el tren, el parque, las flores, los relojes, y cosas así, me recuerdan mucho a Disneyland. Todos sabemos que Michael era un gran admirador de Walt Disney, quien continuamente estaba traspasando la línea entre la realidad y la fantasía con el arte y la imaginación, hasta que finalmente construyó Disneyland. Y la idea de Disneyland era que vas a entrar en un mundo de fantasía creado previamente gracias al arte.

La diferencia entre ambos, Neverland y Disneyland, era que en Disneyland había unas 70.000 personas en un día de gran afluencia de gente y en Neverland podía haber un par de cientos de personas. Eran experiencias distintas, obviamente. Neverland dejaba a cualquier persona sin aliento. De acuerdo que no era Disneyland, pero poder salir en pijama al parque –no digo que yo lo haya hecho- es una experiencia como ninguna otra.

Había muchos homenajes a Disney por todo el rancho. Los diseñadores hicieron más trabajo del que imaginaba en Neverland. Como las figuras animadas. Dentro del cine había dos dioramas, uno de ellos sobre el cuento de Pinocho y el otro sobre Cenicienta. Si apretabas un botón, esas figuras cobraban vida, con luces y música. Creo que Michael pidió que los construyeran los diseñadores de Disney.



Michael podría haber tematizado las atracciones, haber hecho los coches de choque Thriller, por ejemplo, haciendo sonar la canción. Pero ni en un millón de años habría hecho algo así. Ni yo se lo hubiera sugerido. No era eso lo que él quería. Él quería algo que los niños y adultos pudieran apreciar. Si hay algo a destacar es la ausencia de cualquier referencia a Michael Jackson en todo Neverland, excepto él mismo.

Pero un tema de referencia en todas partes del rancho era Peter Pan. De entre un montón de fotos que he visto de Neverland, hay una que me dejó parado en seco. Detrás de la casa había una oficina, y en la ventana que da a la zona de barbacoa había una figura de Peter Pan, de unos 70 cm de altura. Cada vez que pasaba por delante la miraba. No se movía, pero había algo especial en ella. Era una graciosa figura de Peter con las manos en las caderas, su sombrerito y demás, mirando orgullosamente hacia el jardín y la barbacoa.
Y esto es lo más gracioso. A pesar de que Michael tenía Rolls Royces, un tren de vapor y todo lo que puedas imaginar, había algo en ese Peter Pan que me fascinaba. Puede que fuera mi parte favorita del rancho, porque era él. O sea, Michael se veía a sí mismo como Peter Pan. Nunca hablamos de ese tema, no quiero parecer chiflado, pero Michael tenía esa conexión con Peter Pan. Cuando alguien me enseñó esa foto, se me hizo un nudo en la garganta, porque fue un lindo recuerdo de Neverland.

screen-shot-2016-05-02-at-4-46-02-pm.png



Hay también un poblado indio en Peter Pan y en el techo de la estación grande hay un Peter Pan y otros personajes colgados de hilos, como volando.

captain-hook-and-peter-pan-in-rafters-of-train-station-2.jpg


A propósito de la estación grande, cuando Michael tenía numerosos invitados, especialmente cuando llegaba toda su familia, la casa principal solo tenía 4 o 5 dormitorios y sólo había 5 casas para invitados, así que, según me contó Brad Buxer, la gente se iba a dormir a la estación.

Dormían en todas partes. En el cine también. Pero en la estación no había cuarto de baño. Así que si te despertabas en mitad de la noche, tenías que ir hasta la casa para ir al cuarto de baño. Nadie pensó en la posibilidad de que fuera necesario.

Y llegamos al zoo. El zoo era genial. Era precioso. Estaba perfectamente cuidado hasta lo inimaginable. Había siempre gente barriendo y limpiando allá. Fue una de las últimas zonas en añadirse. Los primeros años creo que estaban los elefantes y Kimba, el león. La mayoría de los invitados no llegaban a ver a Kimba porque no era muy amistoso. Si ibas al rancho a primera hora de la mañana o al atardecer, era la hora de darle de comer y se ponía a rugir, dándote un susto de muerte. Podías escuchar sus rugidos a varios kilómetros de distancia. Un rugido furioso y genial.
No era maltratado ni nada parecido, pero no era suave y cariñoso como para ir a jugar con él… era rudo. Así que se le mantenía alejado de los niños para no aterrorizarles.


Pero sí estaban las cuadras de los caballos, o el reptilario. Una verdadera obra de arte este último, de una manera extraña.
El reptilario se encontraba junto al parque de bomberos. En Neverland siempre había dos bomberos en la estación a requerimiento de la normativa del condado.

Entrabas al reptilario y la primera sala estaba llena de jaulas. No era muy impresionante, estaba llena de terrarios, igual que en una exposición o algo así. Había lagartos, serpientes y cucarachas. Muy bien todo, sí, pero larguémonos de aquí ya mismo.

Y entonces pasabas por el segundo conjunto de puertas, y –nunca lo había pensado antes- entrabas a un mundo diferente.
Sí, nunca lo había pensado antes, pero la primera sala era un poco aburrida. Pero allí era donde te daban la bienvenida, con una pequeña charla de unos 30 segundos que teníamos grabada.
Grabé a uno de los cuidadores de animales, Brock, que tenía una voz profunda, y decía algo como: “Bienvenidos al reptilario. En esta sala esperamos que aprendan sobre algunas criaturas únicas en el mundo. Por favor no toquen las jaulas”.

Entonces pasabas por un largo pasillo que estaba oscuro hasta el final del reptilario. A cada lado estaban aquellos hermosos terrarios, en realidad eran recintos muy grandes. Y para algunas serpientes eran aún más grandes. En ellos teníamos serpientes de cascabel, cobras y pitones y Madonna, la pitón albina. ¡Eran muy bonitas!


screen-shot-2016-05-02-at-4-50-39-pm.png

Creo que había un encargado de las serpientes a tiempo completo y dos ayudantes. Allí estábamos en un ambiente parecido a Sea World. Aquellos recintos eran preciosos, pintados a mano y tenían agua. Algo realmente digno de ver. Cada uno de ellos tenía su propio audio, de unos 30 segundos, sobre cada serpiente y de dónde procedía.

Pero entonces Michael quiso… bueno, en realidad fue idea mía. Le dije: ‘¿podemos divertirnos un poco?’, y él: ‘claro, lo que quieras’. Así que puse altavoces ocultos a lo largo del pasillo, a la altura de los pies de la gente. Estaba oscuro y teníamos sonidos de grillos y… no daba miedo, sino que era bastante auténtico y real. Hice una grabación en el jardín de mi casa. Allí tenía una hiedra y puse una nevera con una cuerda en ella, tiré de ella y grabé el sonido.

Y cada nueve o diez minutos entraba la gente al reptilario, miraban a las serpientes y escuchaban ese sonido crujiente al final del pasillo, que pasaba zumbando a lo largo del mismo. Entonces saltaban pensando que una estúpida serpiente se había escapado de su jaula. ¡Michael se partía de risa! Le parecía la cosa más divertida.

Así que todos estos detalles no podían conocerse en un solo día por los invitados. Teníamos pequeñas sorpresas y bonitos regalos para que pudieran explorar durante mucho tiempo.

Junto al reptilario estaban los lagartos. Más adelante, los chimpancés, en un recinto muy grande. Y los elefantes. Le cuento a la gente en mis seminarios que la única vez que me llamaron la atención en Neverland fue cuando puse mi mano en la jaula del elefante.
Yo quería darle de comer a esos grandes y hermosos animales y llegó la cuidadora dando gritos. Me dijo que nunca, nunca, nunca pusiera las manos entre una valla metálica y un elefante, porque ellos no entienden y pueden dejarse caer con sus dos mil kilos encima de tu mano y dejártela como un gofre. Así que aprendí la lección. Nunca más.

Otra cosa que me parecía realmente bonita eran las jirafas. Nunca he estado cerca de esos animales. ¿Quien podría? No es algo que encuentres a menudo en Los Ángeles. Michael puso una plataforma que te subía como dos tramos de escaleras y había unos grandes cubos de alimento. Entonces estabas a la altura de los ojos de esos preciosos animales y les dabas de comer. Cada vez que tenía oportunidad, después de estar trabajando allí todo el día, paraba para ver a las jirafas antes de volver a casa. Son unos preciosos y nobles animales. Y acercar sus enormes cabezas a tu pecho mientras las alimentas… es algo grande.

Y desde las jirafas hasta la puerta labrada de la entrada había unos buenos 45 minutos caminando. Era un lugar enorme. No se podía caminar por todo Neverland. Podías hacerlo por una zona concreta, por eso había trenes y carritos de golf. No creo que la gente pueda comprender lo grande que era.


screen-shot-2016-05-02-at-1-44-33-pm.png

Y al final del rancho estaba el almacén del tren. No creo que nadie llegara hasta allí. No había nada que ver, pero allí es donde se guardaba el tren pequeño y se reparaba.

screen-shot-2016-05-02-at-1-40-22-pm.png

Solo un tercio o un cuarto de la propiedad estaba urbanizada en realidad. Pero también había unos pequeños kioscos repartidos en las colinas, dos o tres. Michael subía con esas motos de cuatro ruedas por las colinas hasta esos kioscos y con un par de binoculares se ponía a observar a los trabajadores y a los jardineros. Incluso había uno en el parque en el que había electricidad y todo. Y Michael, claro está, quería poner música en él. Y yo le decía, Michael, nadie va a llegar hasta aquí. ‘No, pero yo quiero música. Tengo que tener música aquí’. Y hasta allí subimos los altavoces. A cualquier parte a donde iban los invitados tenía que haber música sonando.

Una cosa graciosa que pasaba cada vez que él salía del rancho. Casi todo el mundo llevaba una radio, y cuando Michael estaba en el rancho se le llamaba ‘el dueño’. ‘El dueño estará aquí en unos minutos’. Todo el mundo se comportaba como era debido. Cuando Michael dejaba el rancho, el guarda de seguridad de la última puerta anunciaba: ‘El dueño ha salido del rancho’. Entonces se escuchaba un grito a los jardineros:’¡Apaguen la música! Por favor, ¡apaguen la música!’
No tienes más que escuchar a Debussy o Sonrisas y Lágrimas muchas veces seguidas y acabas por odiarlos.

OooHcFI.png


(Editado y traducido por bluesaway. Por favor, no copies este texto en otras páginas, blogs o foros. Comparte el enlace si te parece interesante. Gracias)
 
Amo leer estas cosas, aunque por otro lado me pone nostalgica.
El nombrar especificamente que cancion sonaba en tal o cual lugar te hace volar la imaginacion y estar ahi por un momento.. Ame lo de los altavoces con sonidos de grillos y pajaros cantando por todas partes. Impresionante el aura que debia haber en ese parque!!! Mil gracias, me encanto!
 

Xtarlight

Administrador
Miembro del equipo
MJH Team
Precioso. Bellísimo :) Me encanta cómo lo cuenta porque Brad es un veradero amante de los parques Disney y sabe encontrar todos esos detalles en los que se inspiró Michael.

Gracias por el trabajo de traducirlo para todos :bravo:
 
Un relato maravilloso. ¡Muchísimas gracias!.


¿Cómo puedes odiar a Debussy o a la BSO de Sonrisas y lágrimas?. Es imposible hartarse de algo así.
 
Me encanta saber de ese lugar tan hermoso y tan mágico. Yo tuve el privilegio de estar en las puertas de ese lugar y fue una emoción inmensa!! Ojalá se lograra conservar ese lugar en su memoria!!! Nunca podrá asociarse a nadie más..... Muchas Gracias Blues!!!
 
Que historia más alucinante. Gracias blues por acercarnos esta joya, que suerte poder contar con la experiencia de Brad y que pena me da no haber podido asistir a los seminarios.
Estar por allí con ese halo mágico, seguro no se puede olvidar, que lástima, no puedo entender como han dejado esa maravilla olvidada y abandonada, que rabia...
 
M

MTY

Guest
"era casi como una intro, unos versos, estribillo, puente, estribillo y fundido en negro."

Me he reído muchas veces jajajajajajajaa ayyy Michael y su sentido del humor, y como le encantaba divertirse y generar magia :D
 

pussycontrol

HideOuter Gayhetero
"era casi como una intro, unos versos, estribillo, puente, estribillo y fundido en negro."

Me he reído muchas veces jajajajajajajaa ayyy Michael y su sentido del humor, y como le encantaba divertirse y generar magia :D

Lo primero que te cito también me llamó la atención sí.

A ratos un sentido de humor gamberroide o cuando menos travieso que gastaba el puñetero.
Me gusta la descripción que hace del sitio que desde luego tenía ese encanto Disney replicando en miniatura el espíritu de tales parques (esas luces por las noche de los árboles y construcciones habrán de ser de ambiente plenamente mágico en pura tradición de cuento de hadas como se ve por otro lado al principio del docu LWMJ) si bien con momentos uuuf de ese terrerio con cucarachas y sobre lo que describe este hombre de cuando se acercaba en coche a las inmediaciones de NL y oía esos "pop" bajo las ruedas del coche que serían las tarántulas chafadas a su paso. :torta: :vomiton: :miedo:

Y vaya, eso de que el personal cuando era numeroso tuviera que dormir en la estación y sin lavabo cercano si te entraban ganas de orinar en medio de la noche, ¡menuda odisea si a mí ya me cuesta ir al otro baño si está ocupado el de al lado de la habitación, aaaaaaagh! xp!
Y sí finalmente se puede entender el alivio del personal trabajador allí cuando podían quitar la misma música en bucle por mas maravillosa -que lo sería con Debussy por medio-que fuera.

Gracias.
 
Última edición:

liznieves

Michael Jackson's rules
Lo cuenta tan bien Brad que me imagino todo como si estuviera ahí viendo, que suerte los que pudieron estar dentro y disfrutar todo, ¿cuántos del foro disfrutaron todo lo maravilloso de neverland? , mi sueño de siempre poder haber estado ahí aunque sea un minuto.

Por cierto recuerdo una entrevista televisada en el 2009 a trabajadores de neverland (dentro del rancho fue la entrevista ) , cuando recién se nos fué MJ
y decian que MJ cuando llegaba y los veia que no solo les daba la mano para saludar sino que tambien los abrazaba agradeciéndoles por todo lo que hacían en neverland y que no le importaba cuán sucios estaban de sus ropas de trabajo.

Tambien decia que una vez les pago boletos de avión y entradas al estadio para que fueran a ver a su equipo de futbol favorito jugar.

También recuerdo que dijo que en ocasiones llegaba a comer con ellos , que le gustaba platicar y comer comida mexicana sobre todo los chiles rellenos.

Me encantó esa entrevista , se le veía en sus ojos lo mucho que apreciaba a MJ y de haber podido trabajar en neverland.

Gracias blues por todo este maravilloso recorrido por neverland que nos has traído en palabras de brad.
 
Qué historia tan bonita!! Alucinante como te lo vas imaginando todo según vas leyendo
Gracias por compartirla!:bravo:
 

gothamj

Hideouter Viejuner
Joeer, dá una pena tremenda ver imágenes de Neverland o leer ese tipo de anécdotas. Lo bien que pudo haber terminado ese lugar... :(
 
Arriba