Michael era un ser extraordinario. Me fascinaba verle en público, siempre tan atento y respetuoso con conocidos y desconocidos, sin negar besos ni saludos, regalando sonrisas sinceras... especialmente me conmovia cuando se llevaba la mano al corazón, ese gesto en Oriente es muy significativo, en Occidente casi no se da y el hecho que de que fuera habitual en él, no es casualidad al igual que el juntar sus dos manos a modo de rezo... todo esto son señales visuales, un lenguaje que el mundo entero podía entender... lástima que haya más ciegos que lentes de contacto...
Un abrazo, queridos amigos...