De este tipo de artículos no se puede extraer ninguna conclusión sobre su estado físico y mental actual. Podría ser parcial o completamente cierto o a la inversa, parcial o totalmente falso. Sin embargo, estos rumores sí implican algunas cuestiones que dan qué pensar. Esperaba que no hubiese nadie lo suficientemente ingenuo, para mi desgracia los hay, como para pensar que esta mujer quiere ayudar a Whitney. Tina Brown, hermana de Bobby Brown, acude a dos tabloides,
National Enquirer y
The Sun, con la clara y cristalina intención de vender a su cuñada (parece ser que por capítulos) a cambio de una sustanciosa cantidad de dinero. Aún más revelador resulta que Bobby, que suele padecer una incontinencia verbal aguda, no haya dicho todavía esta boca es mía.
Aquí ya entro en el terreno de la pura especulación, pero por algunas de las declaraciones e historias que hemos ido leyendo en los últimos meses, tengo la sensación de que Whitney y Bobby están distanciados. Unos cuantos miembros de la familia Brown llevan viviendo de Whitney desde que se casaron y ya han demostrado sobradamente que cuando el dinero escasea (ya sea porque Whitney esté arruinada o les haya cortado el grifo), no tienen ningún problema en vender, preferentemente a la susodicha, para conseguirlo. De hecho, desde hace algún tiempo existe una campaña, perfectamente orquestada por la familia Brown & friends -cuyo clímax fue ese esperpento llamado
Being Bobby Brown-, que pretende convencer a la audiencia de que la que está fatal es Whitney y Bobby, ya sobrio y limpio, no es más que una pobre víctima de su mujer.
El hecho de que Whitney haya formado parte de este juego cuyo principal objetivo es “relanzar” la carrera y “gloria” del señorito Brown a costa de denigrar y manchar aún más la imagen de su mujer, no dice mucho a favor de su estado psicológico y mental. Pero no olvidemos que estamos hablando de una persona que está metida en un profundo agujero, en una telaraña de interdependencia, de miedos, de angustias… y, probablemente, en una brutal depresión, agravada por un consumo desenfrenado de drogas; una situación de la que puede parecer muy fácil salir desde fuera, pero no desde dentro, y de la que sí es muy fácil aprovecharse si se saben presionar las teclas adecuadas.
No pretendo eximir a Whitney de responsabilidades con respecto a su situación actual, pero no subestimemos el poder de quien no tiene ni el más mínimo escrúpulo de vender a alguien de su familia para sacar tajada, aunque sólo sea por consideración hacia su propia sobrina, que tiene trece años. Lo que desde luego no ha hecho Whitney en su vida, por muy "yonqui" que haya sido o sea, es vender o hablar mal públicamente de su marido ni de la familia de su marido, JAMÁS.
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