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“MI REGRESO A ÁFRICA ES EL REGRESO AL PARAISO” Viaje a África de Michael en 1992

Me he cogido unas cuantas fotos de las revistas y otras cuantas que tenía por ahí del viaje a África y he hecho un muralillo que se puede poner de fondo de pantalla. Aquí os lo dejo :)

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Última edición:
Guido, gracias por tu vídeo. No lo había visto antes y me ha encantado. Michael siempre haciendo el bien en todas las partes del mundo...¡qué maravilla de hombre!... Se le ve muy feliz y emocionado ...ains...¡qué lindo!
Saludos
 
Y aquí está la 4ª parte del tema referente a África. Los siguientes capítulos se trasladan a Europa. Ya me diréis si sigo poniendo algo de ellos o lo dejamos aquí...




Es en medio del canto de las ranas y de los sapos címbalos, entre el canto de los grillos y el son del tam-tam, que Michael me confía sus secretos y su manera tan singular de hacer música. Cuando se lanzaba a componer una canción, estaba especialmente atento a la melodía y a los arreglos. Como no sabía ni leer ni transcribir música, había tomado la decisión de cantar sus ideas grabándolas en cassettes. Me decía también que las canciones le llegaban en sus sueños. Esa misma mañana, en un pequeño brazo del rio, habíamos asistido a un espectáculo encantador: tres jóvenes niñas inmersas en el agua hasta las rodillas tocaban el tam-tam. África sabía hacer rimar el decorado con la canción, la naturaleza con el instrumento. Michael hizo entonces este comentario: “En el momento en que la música suena, ella me crea, los instrumentos me transportan, me controlan”.

Él me hizo notar también que en África, el silencio era particular y que, entrecortado por sonidos minúsculos, componía como una música. “¿No has notado que aquí, de la mañana a la noche, si pones atención, la orquesta del bosque está siempre trabajando?”

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-Michael, los jóvenes tienen la falsa creencia de que no te gustan los compositores de música clásica.
-Desengáñate, te probaré muy pronto lo contrario. Estoy dando los últimos toques a una canción que se abrirá con un extracto de la novena sinfonía de Beethoven. Porque Beethoven forma parte de mis mayores admiraciones. ¿Quién no estaría seducido por su genio y por la tormenta que él instala en nuestras cabezas? Estoy también conmovido por la terrible discapacidad que padeció. Él inaugura la serie trágica de los sordos en la música; después del alemán Ludwig van, el francés Gabriel Fauré, el checo Bedrich Smetana, esos tres compositores, y finalmente el director de orquesta alemán Wilhelm Furtwängler.

-He observado, Michael, que en materia de arte estas muy puesto en las leyes de las probabilidades.

-Efectivamente, encuentro eso fascinante. Mira en la pintura, hay cuatro que murieron en el mismo año: Raphael, Watteau, Toulouse-Lautrec y Van Gogh, los cuatro desaparecieron a los treinta y siete años.
-Pero regresemos a Ludwig va Beethoven.

-Sí, ¿qué cosa peor se puede uno imaginar que la sordera para un compositor? Con valor, a pesar de esta enfermedad fatal, continuó trabajando como un titán. ¡Durante diez años! Pero lo que me impresiona más, quizás, es la dignidad indumentaria que mantiene, incluso en la desgracia, en la miseria. Una obsesión por la compostura, de mantenerse firme, de estar siempre bien vestido y con buen aspecto como cuando iba a caballo como un joven por el Prater de Viena en traje verde mar.


-¿Cuál es tu compositor favorito?

- Pergolèse. Él es el genio lírico absoluto, el genio de la forma. Se habla de Mozart, y con razón, y se olvida a Jean-Baptiste Pergolèse, sin razón. A los veinticuatro años, estaba en la cumbre de su creación. A los veinticinco, camina hacia la muerte. Se refugia en el monasterio de Puzzuoli, no lejos de Nápoles, con los padres franciscanos, agota sus últimas fuerzas para escribir Stabat Mater. Cuando muere, solo tiene veintiséis años.

-¿Cómo calificarías su música?

-Como a él, llena de gracia y consagrada a la elevación, una música que posee alas.

-¿Qué otro fragmento de él te gusta?

-Uno escrito al pie de un volcán. Un violento temblor de tierra acababa de sacudir Nápoles. Todo el mundo cae al suelo rezando para expiar sus culpas. Y él, Pergolèse, compone entonces su gran Misa Solemne a diez voces y a doble coro.

-¿Qué te gusta de su talento?

- De su talento lo que me gusta son todos sus talentos. Violinista, compositor, cantante, maestro de capilla, escribió al menos diez óperas. Y además ha sido tan precoz… ¡a los seis años ya era célebre! Pero si solo pudiera salvar una parte de toda su obra, esa sería el Stabat Mater, porque es el poema divino sobre el dolor y la última obra de Jean-Baptiste Pergolèse.

-Lo que buscas en el pasado y en el presente, lo que compones para el futuro, ¿es entonces la “música celeste”?

-No lo has podido decir mejor, para ser sincero, te diré quien ha dado la mejor definición de lo que es esta música celeste, es John Lennon. La encuentro tan apropiada que he puesto su frase como epígrafe en mi autobiografía. Allí la vas a encontrar. Estoy de acuerdo palabra por palabra. Totalmente: “Cuando encuentro la verdadera música –la música de las esferas celestes, la música que traspasa el entendimiento-, no tiene nada que ver conmigo, porque yo solo soy el simple receptor. La única alegría para mí es que esta música me ha sido dada a mí, para que yo la transmita. Como un médium. Es por esos momentos por los que vivo”.

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Michael me ha dicho:

-¿Tú sabías que a los cocodrilos les gusta que les acaricien el cuello antes de dormir?

-No, pero es arriesgado verificar eso que dices. En cambio, he observado que el cerdo de la sabana, ayer, durante la comida del mediodía, estaba tumbado enamorado de tus pequeños botines de botones y hacía todo lo posible por quitártelos. Con tus fans estás acostumbrado a la admiración, pero admito que este jabalí domesticado estaba particularmente atento.

-Me encantan los cerdos, ¡forman parte de ese club particularmente privado de animales que se reconocen en el espejo¡

Desde luego, Michael estaba tan atento a la vida de los animales como a las fiebres de la jungla. Pero el guía estaba allí para informarnos y tranquilizarnos: “En el interior de las tierras, otro espectáculo espera al explorador, otra visión se presenta al viajero. Las manadas de antílopes son menos numerosas y los rinocerontes arremeten a ciegas contra el cazador imprudente”.

Como un Rudyard Kipling caído en la jungla, se lanzó en una descripción lírica de la sabana: “La cebra surca el espacio con su veloz carrera, la jirafa recorre lentamente la estepa paciendo las ramas altas de los árboles y a lo lejos, el león a la caza llama a su hembra con un poderoso rugido”. Pero donde se apasionaba Michael, convertido en un coleccionista empedernido de aforismos africanos, es cuando soltaba de vez en cuando una u otra de esas salidas de la sabiduría de los ancianos: “Existe el espíritu de la naturaleza, el espíritu del rio, el espíritu de la montaña y también el espíritu de los animales, del agua, de los antepasados. El espíritu está en todas partes”. Las perlas de la tradición oral le encantaban. Yo lo anotaba febrilmente en mi cuadernillo que no abandonaba jamás. La tradición africana le había dicho: “Todo lo que vive tiene un alma”. Con los Bantúes, se entraba en el detalle del trabajo de la naturaleza a tiempo completo: “El primer tejedor, es la araña. El primer constructor es la hormiga. El primer artesano, es el herrero”. Pero el pensamiento más bello, fue este: “En la selva, cuando las ramas de los árboles se pelean, sus raíces se abrazan”.


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Descendimos el rio Ogooué, uno de los más bellos del mundo. En su orilla, en Lambaréné, el famoso Doctor Schweitzer había instalado su hospital en la linde de la selva virgen.

-¿No te parece que es el lugar ideal para casarse?

Michael tiende el brazo y me enseña sobre la ribera una especie de jardín del Edén: Cafetos, cacaos, limoneros, naranjos, mandarinos y mangos, y todo dominado por un gigantesco okume.

Me quedo en silencio, me pregunto si él quiere poner fin a su celibato.

-¿No es este el sitio más romántico del mundo?

Queriendo demostrar discreción, opto por no responder.

-¿No dices nada porque para ti nada puede igualar al Valle del Loira?

-Sí Michael, pero, ¿es que tienes la intención de casarte?

-No se trata de mí sino de una amiga muy querida que ha vivido en África, en un decorado comparable a éste, el segundo soplo de su más bella historia de amor.

-¿Se trata de Diana Ross?

-No, pero es como si lo fuera. Está muy próxima también a Diana.

-¿Será entonces Elizabeth Taylor?

-Exactamente. ¿Cómo lo sabes?

-Lo adivino, me imagino.

-Tú sabes que eso realmente ha pasado y voy a decirte exactamente dónde, en un rio también, en Bostwana, en África austral.

-¿Fue su primer matrimonio?

-No, para ella el sexto.

-¿Y para él?

-El tercero.

-¿Era Richard Burton, entonces?

-Exacto. Pero lo curioso es que fue su segundo matrimonio. Elizabeth me dijo que después de una separación debida a un amor entre él y una famosa actriz italiana, a la que ella llamaba Miss Pizza, consiguió reconquistarlo asegurándole: “Tú sabes, mi amor, que estaremos siempre juntos en el sentido bíblico del término”.

-¿Y bien?

-Elizabeth decide el lugar y la fecha, era otoño del 75, para la boda africana. Ella había elegido uno de los sitios más románticos al borde del rio Chobe, en el territorio Tswana. Eso tenía una doble ventaja: encontrarse verdaderamente juntos para sus encuentros apasionados y muy lejos de los paparazzis.

-¿Cómo se lo tomó él? Me atreví a preguntar.

-Muy bien al principio, pero, cuando se topó frente a un pastor negro rodeado de toda una tribu vestidos con taparrabos y pelo de color, ya no estaba tan contento. Además, estaba muy molesto por la cantidad de hipopótamos en el rio que modificaban con demasiada fuerza ante sus ojos la línea de flotación y la del horizonte.

-¿Asististe a esta romántica boda de un romanticismo absoluto?

-No, estuve feliz de poner a disposición de Elizabeth mi propiedad de Neverland, pero fue dieciséis años más tarde… y para otra boda, era con Larry Fortensky, un chico de los más simpáticos, albañil.

El barquero había cortado el motor, la embarcación se deslizaba por las aguas majestuosas y tranquilas. Yo imaginaba a la dama de los ojos violeta loca de felicidad.

-Ella estaba genial. Como de costumbre, había fascinado a la tribu por su belleza.

-¿Cuál era la diferencia de edad entre ellos?

-No mucha, él acababa de llegar al medio siglo, y parecía angustiarle enormemente. Ella tenía la edad más bella para una mujer, cuarenta y tres años. ¡Los verdaderos grandes amores para las mujeres se viven siempre después de los cuarenta!


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Michael estaba atento a todo lo relacionado con la metamorfosis. Eso venía bien porque precisamente el trabajo de un escritor es modificar las percepciones:

“El ser humano ha sido primero mineral, vegetal después y más tarde animal. Reúne los tres reinos. La culminación es el hombre. Él significa la unidad”, dice la tradición oral africana. No son los Pigmeos quienes bailan como Michael, es él quien baila como ellos. A fin de contrariar a todos esos blancos, bastante racistas finalmente, que se ofenden porque él quiere acceder a su color, le había encontrado en el Courrier Sud una frase de Antoine de Saint-Exupéry que venía a cuento en nuestro estado actual de errantes y migradores: “Estábamos perdidos en los confines del mundo pues sabíamos ya que viajar es sobre todo cambiar de piel”. La idea pareció agradarle.

Pero las había mejores en la tradición oral de África. Léase este apóstrofe sobre el color:

Querido hermano blanco,

Cuando yo nací, era negro – Cuando crecí, era negro - Cuando estoy al sol, soy negro – Cuando estoy enfermo, soy negro –Cuando muera, seré negro – En tanto que tú, hombre blanco – Cuando tú naciste, eras rosado – Cuando creciste, eras blanco – Cuando tienes frio, eres azul – Cuando tienes miedo, eres verde – Cuando estás enfermo, eres amarillo – Cuando mueras, serás gris. Entonces, de nosotros dos - ¿Quién es el hombre de color?



De mañana, cuando los gallos cantan, cuando los perros ladran y los bebés gorilas muestran toda su fantasía, la felicidad estaba en contemplar las piraguas sobre el Ogooué. Cuatro jóvenes indígenas remaban, en tanto que otro en la popa modulaba las melodías del canto africano. Cuando fue nuestro turno de embarcar, percibimos a lo lejos bancos de arena, los autóctonos se lavaban, navegando en canoa en busca del bosque. Los hombres pescaban, las mujeres cocían bananas de piel verde al modo en que se hace con las patatas. Acuérdate, Michael, del sabor de África, de las frutas de sus árboles del pan, de su palmito con sabor a apio, de sus judías rojas mezcladas con miel negra, de sus aguacates degustados con sal y vinagreta. Acuérdate de sus postres de ensueño: guayabas-fresas, pomelos verdes, papayas o melones frescos.

Acuérdate del cambio de estación del hemisferio austral. Estábamos en febrero, era pleno verano mientras el invierno sacudía de frío a Europa. El invierno está caracterizado por la estación seca, que dura desde final de mayo hasta principios de octubre. El verano es el periodo de las lluvias, que va desde comienzos de octubre hasta mediados de diciembre y desde mediados de enero hasta final de mayo. En Navidad se intercala una pequeña estación seca de tres o cuatro semanas durante la cual la temperatura alcanza su máximo. Las noches son casi tan cálidas como los días.

En la tradición africana, existían todas las palabras para llenar tus silencios, habías hecho bien en elegir Gabón. Aquí, la naturaleza hablaba por ti: “El cuerpo del hombre es muy pequeño en relación al espíritu que lo habita”. Decía tu filosofía, ella imitaba tu moonwalk: “El caminar del hombre no puede cumplirse más que gracias a la contradicción de sus pies, todos los contrarios son complementarios. Es la gran ley del dualismo”. Tú eras del género del que sabe a dónde va pero sin decirlo jamás. Es a ti a quien debo el haberme dado la dirección: “Cuando no se sabe a dónde se va, que se sepa de dónde se viene”.
Eras sensible a la música del mundo y tu verdad, quizás solo la tradición oral de la región Ewe sabía cantarla: “El conocimiento es el ave en el bosque, una sola persona no puede atraparlo jamás”. Solo al ponerse el sol, cuando algunos disfrutaban el vino de palmera frio, tú empezabas a hablar. Esa tarde los diferentes colores se reflejaban en el agua y el cielo, cariñoso, cambiaba de colores. Entonces has pronunciado esa frase inolvidable: “Aquí hay tanta belleza que hay que lavarse los ojos entre cada mirada”.



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Ohhhhhhhhh......Bluecita........
No tengo palabras.......Es maravilloso este viaje con Michael a ese continente.
Me deja perpleja su inmensa erudición en tantos temas.
Este hombre me tiene toda enamorada.....:eek:

Te RUEGO que sigas traduciendo......:):*):*)
 
Él me hizo notar también que en África, el silencio era particular y que, entrecortado por sonidos minúsculos, componía como una música. “¿No has notado que aquí, de la mañana a la noche, si pones atención, la orquesta del bosque está siempre trabajando?”

¡Ahh, ja, ja , qué cosas tan bonitas dice!!!

Gracias Blues!!!
Y de mi parte, sí, quiero más.

Gracias Mabel por el video, lo estoy escuchando.
 
Precioso Blues!! Gracias! Por mí, sigo leyendo encantada. Este Michael... sabía de todo.

Gracias Mabi, estoy escuchando a Pergolese. Que maravilla :eek:
 
Blues !! Que libro!!
Gracias por la traduccion y por compartirlo con nosotros.
Y Michael............ no tengo palabras..... y escuchando esta maravillosa musica menos (gracias Mabi )
 



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Michael me ha dicho:

-¿Tú sabías que a los cocodrilos les gusta que les acaricien el cuello antes de dormir?

-No, pero es arriesgado verificar eso que dices. En cambio, he observado que el cerdo de la sabana, ayer, durante la comida del mediodía, estaba tumbado enamorado de tus pequeños botines de botones y hacía todo lo posible por quitártelos. Con tus fans estás acostumbrado a la admiración, pero admito que este jabalí domesticado estaba particularmente atento.

-Me encantan los cerdos, ¡forman parte de ese club particularmente privado de animales que se reconocen en el espejo¡

Desde luego, Michael estaba tan atento a la vida de los animales como a las fiebres de la jungla. Pero el guía estaba allí para informarnos y tranquilizarnos: “En el interior de las tierras, otro espectáculo espera al explorador, otra visión se presenta al viajero. Las manadas de antílopes son menos numerosas y los rinocerontes arremeten a ciegas contra el cazador imprudente”.

Como un Rudyard Kipling caído en la jungla, se lanzó en una descripción lírica de la sabana: “La cebra surca el espacio con su veloz carrera, la jirafa recorre lentamente la estepa paciendo las ramas altas de los árboles y a lo lejos, el león a la caza llama a su hembra con un poderoso rugido”. Pero donde se apasionaba Michael, convertido en un coleccionista empedernido de aforismos africanos, es cuando soltaba de vez en cuando una u otra de esas salidas de la sabiduría de los ancianos: “Existe el espíritu de la naturaleza, el espíritu del rio, el espíritu de la montaña y también el espíritu de los animales, del agua, de los antepasados. El espíritu está en todas partes”. Las perlas de la tradición oral le encantaban. Yo lo anotaba febrilmente en mi cuadernillo que no abandonaba jamás. La tradición africana le había dicho: “Todo lo que vive tiene un alma”. Con los Bantúes, se entraba en el detalle del trabajo de la naturaleza a tiempo completo: “El primer tejedor, es la araña. El primer constructor es la hormiga. El primer artesano, es el herrero”. Pero el pensamiento más bello, fue este: “En la selva, cuando las ramas de los árboles se pelean, sus raíces se abrazan”.
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Gracias blues! arriba, esa es mi parte favorita, leer y captar bien la última frase, que hermosa!!!!
 
Gracias blues! arriba, esa es mi parte favorita, leer y captar bien la última frase, que hermosa!!!!


Sweet, el exito de este libro es que el escritor narra la historia en un tono poético que unido a las frases de Michael ; sabias , espirituales y nunca exentas de poesía, conforman un binomio perfecto. Por eso nos gusta tanto y nos traslada a esos momentos con tanta facilidad. Solo hay que dejarse llevar...:eek:
 
Si Blues, por favor, no dejes de ponerlo…me encanta :):eek:, hay tanta profundidad y tanta sabiduría en las palabras de Michael…
 
Gracias a todas las personas que han colaborado con aportes en este hermoso tema, MICHAEL que GRAN SER HUMANO, por favor no dejen de traer mas detalles del libro de lo que se relaciones con él, Blues, Laura, Guifo, a todos mi admiración y agradecimiento.
 
Bueno pues para las que queréis seguir leyendo, aquí os dejo otro capítulo en el que cuenta sus visitas al

ENANO AZUL


Lo que África había enseñado a Michael y él me había enseñado a mí, es esta metamorfosis paradójica que no dejaba de sorprenderme. Me explicó que los enanos eran antiguos gigantes, que a fuerza de orgullo y arrogancia, de pretensión y engreimiento, habían provocado el castigo de Dios. Su pena: Retroceder al humillante estatus de insignificantes enanos.

Entonces le pregunto a Michael cuál es su enano favorito.

Con ironía maliciosa, me responde: “Mi enano favorito es parisino.” Su respuesta me había dejado clavado en el sitio, me quedé perplejo buscando a toda velocidad quien podía ser ese Liliputiense de la Isla de Francia, ese engendro de la ciudad de la luz, ese gnomo de la capital francesa, evocado por él. Esperaba ganar algo de tiempo haciéndole una pregunta: “¿Cómo se llama?” Su respuesta fue fulminante: “Se llama el Enano Azul y es uno de esos raros enanos que, en mi opinión, ¡se ha convertido en un gigante!”

El Enano Azul es un gran almacén legendario que fabrica y presenta los juguetes más bellos del mundo. En principio, era un pequeño tenderete de veinte metros cuadrados, atendido por una de las tres hijas de un hombre que, llegado de su Normandía natal, había ofrecido a cada una de ellas una tienda de juguetes, una de ellas se llamaba El Vampiro Polichinela, sacado de una pantomima de moda en el bulevar del Crimen. Ese título está citado por Balzac en una de sus obras.

Curioso por conocer los primeros pasos de Michael Jackson en ese templo para los duendes lúdicos y en ese perpetuo salón de la infancia, he deseado encontrar en París a la propietaria de entonces del Enano Azul, quien le había recibido en sus dos visitas. Mientras que en la primera Michael llegó solo; para la segunda, iba con su esposa, Lisa Marie Presley.

“Fue en 1993, durante su gran concierto en la Mairie de Paris, (la ciudad de Paris), cuando Michael Jackson ha tenido la ocasión de hacer aquí su primera visita al 408 de la calle Saint-Honoré, entre la calle Saint Florentin y la iglesia polonesa. Todo el barrio estaba sobresaltado y los rumores llevaban buen camino, algunas boutiques esperaban una visita improvisada preguntándose si Michael les pediría cerrar la tienda para no ser molestado. Se alojaba en el hotel Crillón, Plaza de la Concordia, cuando ha corrido el rumor de que quería ir al Enano Azul. Yo esperaba que seríamos prevenidos por las “llaves de oro” del palacio, como se hacía en general cuando una gran personalidad estaba de paso y deseaba descubrir nuestro universo. También el portero nos anunciaba siempre la llegada de Demi Moore, una excelente cliente que adoraba las muñecas artistas y los trajes que les acompañaban, realizados en mallas especiales y presentadas en antiguas cajas abombadas. Todas esas obras de artesanía se realizaban en nuestros talleres contiguos a la tienda.

Thierry Labey, propietario del Enano Azul:

“Recuerdo muy bien esta primera visita de Michael Jackson. Se han visto pararse dos pequeños coches en la esquina de la calle, Uno de los guardaespaldas y otro del cantante. Eran las 18.25 y se cerraba cinco minutos después –como me ha dicho nuestra vendedora Gisèle: “Es una ganga, nuestro ilustre visitante se va a beneficiar de una visita privada.” Muy sencillo, amable, muy alto, nada arrogante, Michael Jackson recorrió todos los estantes con extrema atención y parecía especialmente atraído por los peluches. Es por cierto uno de ellos, una bella pantera negra sentada de un metro cincuenta de alta, que ha escogido para él y que el Ayuntamiento de Paris le ha ofrecido. En la primera planta, su atención fue captada por dos universos muy diferentes, probando la extrema riqueza y variedad de sus temas de interés en la composición de su cuarto de curiosidades, uno futurista, los coches teledirigidos, otro tradicional, los veleros bretones. Salió a las 19.30.

Esa tarde, como iba a pie hasta mi casa, y además tengo costumbre de hacerlo atravesando los jardines de las Tullerías, me quedé asombrado al pasar por la Plaza de la Concordia por la multitud concentrada detrás de las barreras, frente al hotel Crillon. A veces se escuchaba un clamor en la tarde, era cuando Michael Jackson, enamorado de Paris, aparecía en su balcón para saludar a sus fans. La segunda visita fue de las más encantadoras, él había venido esta vez con su mujer en visita privada y se quedó tres o cuatro horas. Era agradable mirarles a los dos, armoniosos y naturales, una verdadera pareja, una unión joven, muy amable y espontánea. En esa época, yo había creado cajas de juguetes que representaban payasos, osos, perros y un cocinero con gorro, esta última pieza les había divertido especialmente y la adquirieron.

Michael Jackson, quien admiraba a Victor Hugo, ¿conocía esta frase del líder de los románticos?: “Los enanos socavan sin ruido el trabajo de los gigantes”


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Gracias Blues:)

.” Muy sencillo, amable, muy alto, nada arrogante"


"Michael Jackson, enamorado de Paris......"

]

Me encanta cuando describen a Michael:eek: . Siempre los mismos adjetivos.

Imagino que debia parecer mas alto aun por ser tan esbelto:).

Ainnns y quien no se enamora de París......si tengo la suerte de volver visitaré el Enano Azul:eek:
 
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