Angie
Esto es MUY surrealista
No sabía si abrir o no este tema.
Como habréis adivinado, (y si no, ahora lo cuento) este tema va sobre el terrible caso que aquí se denominó "Síndrome del aceite tóxico". Solo que en realidad el aceite de colza no tenía nada que ver, aunque la opinión pública así lo creyó porque esa ha sido la versión oficial a difundir.
Esto sucedió cuando yo aún no había nacido, pero como el juicio finalizó en junio de 1988, tengo recuerdos remotos de reportajes de Informe Semanal en diferentes aniversarios de este suceso.
La cuestión es que, en Marzo de 2017, salió alguna noticia en medios conmemorando los 30 años del inicio del juicio. La curiosidad me hizo ir en busca de algo más de información, una cosa llevó a la otra, y acabé leyendo "Pacto de Silencio" (originalmente publicado en 1988, antes de la finalización del juicio) de Andreas Faber-Kaiser.
Sí, digamos que en su carrera profesional se dedicó a investigar sobre ufología y otros asuntos a lo "Cuarto Milenio", y no voy a entrar en esas cuestiones porque realmente las desconozco, pero ciñéndome a este asunto, hay que reconocer que el libro en cuestión es una joyita del periodismo de investigación.
Cuando lo leí, el libro estaba descatalogadísimo (de hecho, en su momento tuvo unas ventas residuales), pero hace unos meses 'Reediciones Anómalas' solicitó ayuda económica mediante un crowdfunding y se encargó de reeditarlo.
Resumiendo, el caso fue que en unas determinadas zonas se distribuyeron por mercadillos unos tomates que provenían de una plantación de Roquetas de Mar (Almería), que habían sido expuestos a una combinación de potentes pesticidas organofosforados. Es decir, las víctimas, con mayor o menor grado de secuelas (y se estima que cerca de 1.000 personas fallecieron) fueron envenenadas por compuestos químicos.
Entonces, podemos pensar que el tema fue una accidental tragedia relacionada con un mal uso de los pesticidas. Aunque lo que sostienen tanto Faber-Kaiser, como Alfredo Grimaldi en su libro "La CIA en España" (capítulo 12: El lado oscuro de la "colza"), y la periodista alemana Gudrun Greunke en "El montaje del Síndrome Tóxico"(este último no lo he leído), es que pudo ser un caso de ensayo de armas químicas por parte de EEUU, que entonces tenía una base militar en Torrejón de Ardoz. Ocultado deliberadamente, silenciando y destituyendo de su cargo a quienes se salían del discurso.
El juicio fue una pantomima total, donde se les advirtió a las víctimas que tenían que decir que habían tomado el referido aceite, si no, no recibirían ninguna indemnización. Obviamente, hubo muchos afectados que no habían consumido dicho aceite, porque compraban el de una marca reconocida, por ejemplo.
Y en toda esta línea temporal desde el primer caso hasta la finalización del juicio, entran en juego múltiples incoherencias: como el hecho de que el aceite de colza se distribuyó también por Cataluña, pero ahí no hubo ni un solo afectado. Este argumento, lógicamente, fue esgrimido por la defensa de los aceiteros.
Lo verdaderamente triste en este caso, es que llegar a la verdadera causa de la intoxicación, podía garantizar el acceso a un tratamiento adecuado para miles de personas que no tuvieron esa opción.
Parecía sencillo cargarle el mochuelo (porque algún chivo expiatorio tenía que haber) de un envenenamiento masivo a los comerciantes de un aceite vendido de forma ambulante que no había pasado los controles necesarios. Aun cuando una serie de investigadores señalaron que el aceite no tenía absolutamente nada que ver (fue analizado y se administró a cobayas que no sufrieron ningún efecto más allá del sobrepeso,) esa fue la versión que, por todos los medios, se sostuvo hasta el final. Porque no interesaba ir al fondo de la cuestión debido a la implicación de intereses de una superpotencia, y otras cuestiones políticas de fondo, como que España se jugaba la permanencia en la OTAN.
La sentencia, pese a condenar a los comerciantes del aceite de colza, incluyó la siguiente afirmación: "se desconoce el agente tóxico concreto que produjo la enfermedad."
Una de las cosas que más me impactó, del libro Pacto de Silencio, fue el capítulo Lactancia organofosforada: Una prueba definitiva.
En él, se explica el caso de la víctima más joven, un bebé que solo tomaba leche materna.
"En su trabajo 'La intoxicación epidémica de la primavera y verano de 1981 en España', entregado en enero de 1982 a la Comisión del Congreso para el Síndrome Tóxico, el cesado director en funciones del Hospital del Rey en Madrid, escribe por su parte:
"(...)Las investigaciones realizadas en leche de mujer enferma demostraron la presencia de lo que denominaron 'un insecticida organofosforado' al que no atribuyeron relación con el proceso porque buscaban exclusivamente oleoanilidas o sus derivados. ¿Dónde está el espíritu y el rigor científico de los investigadores oficiales que con dinero público-de todos nosotros- deberían llegar al fondo real de la cuestión? ¿A determinar el tóxico que causó la epidemia y, por lo tanto, encauzar la curación efectiva de los afectados?"
"Los afectados por el síndrome tóxico que yo he visto durante mis visitas a España en estos últimos tres años, me recuerdan el aspecto, la historia clínica y la sintomatología de otros casos contemplados por mí en varios países donde se habían producido intoxicaciones provocadas por organofosforados". Dr Francisco Martín Samos, alto funcionario de la OMS en Enero de 1985.
Como curiosidad, en 2015, una novela corta (de ficción basada en hechos reales) llamada "La inocencia del aceite" ganó un premio convocado por un Ayuntamiento de Rojales.
Os dejo un artículo de un blog que alude a diversas cuestiones sobre este tema:
También, este artículo, que viene a ser un resumen de Pacto de Silencio , en la web dedicada al autor.
Y un documental, "Poisoned Lives" emitido en 1991 en el extranjero. Aquí lo emitió en algún momento TV3, por eso la voz en off narra los hechos en catalán, aunque todos los testimonios son en castellano. Es tremendo.
Hacia el minuto 32 aparece el doctor Luis Sánchez-Monge, que en cuestión de meses, consiguió curar por su cuenta hasta a 50 afectados (la mayoría niños), simplemente pautando una medicación adecuada para revertir el daño. Envió una carta a Sanidad y no obtuvo ninguna respuesta.
¡Saludos!
Como habréis adivinado, (y si no, ahora lo cuento) este tema va sobre el terrible caso que aquí se denominó "Síndrome del aceite tóxico". Solo que en realidad el aceite de colza no tenía nada que ver, aunque la opinión pública así lo creyó porque esa ha sido la versión oficial a difundir.
Esto sucedió cuando yo aún no había nacido, pero como el juicio finalizó en junio de 1988, tengo recuerdos remotos de reportajes de Informe Semanal en diferentes aniversarios de este suceso.
La cuestión es que, en Marzo de 2017, salió alguna noticia en medios conmemorando los 30 años del inicio del juicio. La curiosidad me hizo ir en busca de algo más de información, una cosa llevó a la otra, y acabé leyendo "Pacto de Silencio" (originalmente publicado en 1988, antes de la finalización del juicio) de Andreas Faber-Kaiser.
Sí, digamos que en su carrera profesional se dedicó a investigar sobre ufología y otros asuntos a lo "Cuarto Milenio", y no voy a entrar en esas cuestiones porque realmente las desconozco, pero ciñéndome a este asunto, hay que reconocer que el libro en cuestión es una joyita del periodismo de investigación.
Cuando lo leí, el libro estaba descatalogadísimo (de hecho, en su momento tuvo unas ventas residuales), pero hace unos meses 'Reediciones Anómalas' solicitó ayuda económica mediante un crowdfunding y se encargó de reeditarlo.
Resumiendo, el caso fue que en unas determinadas zonas se distribuyeron por mercadillos unos tomates que provenían de una plantación de Roquetas de Mar (Almería), que habían sido expuestos a una combinación de potentes pesticidas organofosforados. Es decir, las víctimas, con mayor o menor grado de secuelas (y se estima que cerca de 1.000 personas fallecieron) fueron envenenadas por compuestos químicos.
Entonces, podemos pensar que el tema fue una accidental tragedia relacionada con un mal uso de los pesticidas. Aunque lo que sostienen tanto Faber-Kaiser, como Alfredo Grimaldi en su libro "La CIA en España" (capítulo 12: El lado oscuro de la "colza"), y la periodista alemana Gudrun Greunke en "El montaje del Síndrome Tóxico"(este último no lo he leído), es que pudo ser un caso de ensayo de armas químicas por parte de EEUU, que entonces tenía una base militar en Torrejón de Ardoz. Ocultado deliberadamente, silenciando y destituyendo de su cargo a quienes se salían del discurso.
El juicio fue una pantomima total, donde se les advirtió a las víctimas que tenían que decir que habían tomado el referido aceite, si no, no recibirían ninguna indemnización. Obviamente, hubo muchos afectados que no habían consumido dicho aceite, porque compraban el de una marca reconocida, por ejemplo.
Y en toda esta línea temporal desde el primer caso hasta la finalización del juicio, entran en juego múltiples incoherencias: como el hecho de que el aceite de colza se distribuyó también por Cataluña, pero ahí no hubo ni un solo afectado. Este argumento, lógicamente, fue esgrimido por la defensa de los aceiteros.
Lo verdaderamente triste en este caso, es que llegar a la verdadera causa de la intoxicación, podía garantizar el acceso a un tratamiento adecuado para miles de personas que no tuvieron esa opción.
Parecía sencillo cargarle el mochuelo (porque algún chivo expiatorio tenía que haber) de un envenenamiento masivo a los comerciantes de un aceite vendido de forma ambulante que no había pasado los controles necesarios. Aun cuando una serie de investigadores señalaron que el aceite no tenía absolutamente nada que ver (fue analizado y se administró a cobayas que no sufrieron ningún efecto más allá del sobrepeso,) esa fue la versión que, por todos los medios, se sostuvo hasta el final. Porque no interesaba ir al fondo de la cuestión debido a la implicación de intereses de una superpotencia, y otras cuestiones políticas de fondo, como que España se jugaba la permanencia en la OTAN.
La sentencia, pese a condenar a los comerciantes del aceite de colza, incluyó la siguiente afirmación: "se desconoce el agente tóxico concreto que produjo la enfermedad."
Una de las cosas que más me impactó, del libro Pacto de Silencio, fue el capítulo Lactancia organofosforada: Una prueba definitiva.
En él, se explica el caso de la víctima más joven, un bebé que solo tomaba leche materna.
"En su trabajo 'La intoxicación epidémica de la primavera y verano de 1981 en España', entregado en enero de 1982 a la Comisión del Congreso para el Síndrome Tóxico, el cesado director en funciones del Hospital del Rey en Madrid, escribe por su parte:
"(...)Las investigaciones realizadas en leche de mujer enferma demostraron la presencia de lo que denominaron 'un insecticida organofosforado' al que no atribuyeron relación con el proceso porque buscaban exclusivamente oleoanilidas o sus derivados. ¿Dónde está el espíritu y el rigor científico de los investigadores oficiales que con dinero público-de todos nosotros- deberían llegar al fondo real de la cuestión? ¿A determinar el tóxico que causó la epidemia y, por lo tanto, encauzar la curación efectiva de los afectados?"
"Los afectados por el síndrome tóxico que yo he visto durante mis visitas a España en estos últimos tres años, me recuerdan el aspecto, la historia clínica y la sintomatología de otros casos contemplados por mí en varios países donde se habían producido intoxicaciones provocadas por organofosforados". Dr Francisco Martín Samos, alto funcionario de la OMS en Enero de 1985.
Como curiosidad, en 2015, una novela corta (de ficción basada en hechos reales) llamada "La inocencia del aceite" ganó un premio convocado por un Ayuntamiento de Rojales.
Os dejo un artículo de un blog que alude a diversas cuestiones sobre este tema:
También, este artículo, que viene a ser un resumen de Pacto de Silencio , en la web dedicada al autor.
Y un documental, "Poisoned Lives" emitido en 1991 en el extranjero. Aquí lo emitió en algún momento TV3, por eso la voz en off narra los hechos en catalán, aunque todos los testimonios son en castellano. Es tremendo.
Hacia el minuto 32 aparece el doctor Luis Sánchez-Monge, que en cuestión de meses, consiguió curar por su cuenta hasta a 50 afectados (la mayoría niños), simplemente pautando una medicación adecuada para revertir el daño. Envió una carta a Sanidad y no obtuvo ninguna respuesta.
¡Saludos!