A continuación algunas referencias intelectuales de altos vuelos sobre el humor:
| La actitud más cierta ante la efimeridad de la vida es el humor. Es el deber racional más indispensable, y en su alcachofa de trivialidades, mezcladas de gravedades, se descansa con plenitud. Se sobrepasa gracias al humor esa actitud en que sólo se es profesional del vivir, en toda la sumisión que presenta ese profesionalismo [...] El humorismo es una anticipación, es echarlo todo en el mortero del mundo, es devolvérselo todo al cosmos un poco disociado, macerado por la paradoja, confuso, patas arriba. Cuanto más confunda el humorismo los elementos del mundo, mejor va. |
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Pero si una militancia dominaba por encima de cualquiera, ésa era la pleitesía hacia los escritores Ramón Gómez de la Serna y Wenceslao Fernández Flórez, ambos intelectuales de generaciones anteriores a la del grupo: éstos eran los maestros, los
mayores a los que rendir tributo. Formaban el grupo Miguel Mihura, Tono, Edgar Neville, Enrique Herreros o Jardiel Poncela. El tipo de humor que desarrollarían era reflejo indudable de formas de humor que se cultivaban en Europa y América. Por ello,
es una práctica de Vanguardia, si entendemos esta expresión como la ruptura respecto a los modelos anteriormente asentados en combinación con una vocación de cosmopolitismo. ¿En qué consistía la ruptura con lo anterior? Se trataba de combatir la tradición realista −sinónimo de fracaso y tristeza− a base de lo que ellos mismos llamaron “humor desorbitado”: un humor basado lo sorprendente y lo extraordinario, opuesto a lo racional y a lo cotidiano. Esta forma de
humor absurdo disparado desde la trinchera intelectual
fue reconocido en la cumbre de su desarrollo como Humorismo. Aunque la esencia del grupo se concentró en la revista
La Codorniz, “Decana de la prensa humorística”, sus autores y otros agregados más se dejaron ver en artículos de prensa, películas, novelas y obras de teatro.
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