"La fúrcula de las aves-ese hueso en forma de horquilla que tienen justo debajo del cuello-no es mas que la fusión de las clavículas, lo cual proporciona un buen punto de agarre a los potentes músculos necesarios para volar,...estas fusiones entre huesos se denominan osificaciones y son comunes sobre todo en animales voladores. A lo largo de millones de años, las osificaciones han creado estructuras cada vez mas fuertes y rígidas que les permiten resistir las dificultades que comporta volar sobre océanos, bosques, líneas eléctricas y sueños de quienes no tienen alas.
Asimismo, las aves han neumatizado su esqueleto hasta el punto que, en algunas especies, puede ser mas ligero que el plumaje. Sus huesos presentan pequeñas oquedades conectadas a sacos aéreos, unas estructuras de apariencia delicada que contienen aire de forma permanente, gracias a las cuales son más ligeras y evitan el aumento de la temperatura que les causa el vuelo.
Dejando a un lado estas ingeniosas bolsas de aire, nuestros brazos-cuyos huesos contienen médula ósea y las esenciales células madre-se parecen tanto a las alas de las aves que, de hecho, se las considera homólogas es decir, que son muy similares en cuanto a número, composición y ubicación, aunque tengan otra función. En biología, la homología implica que dos estructuras óseas, dos órganos o incluso dos genes tienen un antepasado común: como si existiera una unidad de fondo que conecta esto con aquello, a mí contigo y a nosotros con las aves que, extendiendo sus alas al viento y con el corazón haciendo las veces de brújula, planean en busca de corrientes térmicas".