El paso de Michael Jackson por Argentina y una de las grandes perlitas que dejó su visita
Los grandes recuerdos que guarda Hernán desde el 93.
Hernán montó un pequeño altar con los recuerdos.
La firma del artista.
La tarjeta de Paul Conrad, custodio de Michael Jackson.
Hernán también conserva su credencial de trabajador del shopping.
A 27 años de la única gira que
Michael Jackson realizó en la Argentina, vuelve a salir a la luz una anécdota que involucra al fallecido artista estadounidense después de haber dado sus shows en Buenos Aires en el marco de la gira Dangerous World Tour.
En octubre de ese año en medio de un total hermetismo, el clima comenzó a enrarecerse en el Alto Palermo y es allí donde entra en escena el protagonista de esta historia:
Hernán Gustavo Barreiro, que en aquella época se desempeñaba como cajero en Musimundo, en el local 78 del tradicional shopping porteño.
Apenas entrada la noche, alrededor de las 20, el gerente del centro comercial llegó hasta el local donde trabajaba Barreiro, avisando que el sopping sería desalojado y que debía cerrar a las 21, aunque solo quedarían abiertos Musimundo y un local de juegos.
Una hora después del cierre, se acercaron dos muchachos, uno negro y otro blanco, ambos hablaban inglés y preguntaron por alguien que también lo hiciera. "Yo había estudiado inglés en la secundaria y había ido a particular, así que me defiendo, entonces dije que yo".
En ese momento, Barreiro salió del mostrador y acompañó a los hombres a la puerta del shopping. Ahí se presentó uno de los custodios, le dio su tarjeta que lo identificaba como
Paul Conrad. "Me la quiso manotear, pero me la quedé", recordó el cajero de Musimundo en diálogo con
NOVA.
Allí le avisaron que Michael Jackson iría al Alto Palermo, y que no querían nada de cámaras o filmadoras, y que en el mostrador del local debía haber una sola persona. "Mandé a todos para atrás... hasta al gerente, que aparte no le gustaba mucho y no le cayó muy bien toda la movida".
El custodio, según las palabras de Hernán, "iba y venía, entraba y salía del local, y me pidió que ponga un tema de Michael Jackson, así que puse Heal the World". A las 22.45 fue el gran momento, vestido de pantalón blanco, mocasines negros, chaquetas, anteojos, sombrero y barbijo, acompañado por
Bill Bray, conocido como “El Padrastro” porque que acompañaba al artista en sus giras, los custodios, dos jóvenes y personas que estuvieron en la organización de la llegada del artista al país, Michael Jackson entró al local.
"Vino a saludar así de lejos", recordó Barreiro, que añadió: "No me dejaban acercar, ni a mi ni a nadie, los custodios hacían su laburo; en un momento le dije al custodio que me firme un autógrafo y me dice que no".
Sin embargo esa negativa no lo amilanó, y el cajero del local le pidió a la secretaria de
Héctor Caballero -el artífice de la llegada de Michael Jackson a la Argentina- para ver la posibilidad de conseguir un autógrafo. "Y (el artista) macanudo, vino al mostrador, firmó un compact, le hicimos hacer firmar uno más y los custodios empezaron a joder", manifestó, y sumó que el artista siguió dando vueltas por el comercio, mirando cassettes y CD's.
Michael Jackson decidió comprar dos placas: un disco doble de The Doors y un cassette de
Janet Jackson, que fueron abonados por “El Padrastro”. En ese sentido, contó que "pagó con una American Express, en las manos tenía 7, 8 anillos de oro y una pulsera de oro macizo".
Sin embargo esto pasó sobre el final de la visita, pero momentos antes, Barreiro pudo mantener un diálogo de cinco minutos con Michael Jackson: "Había llegado un amigo con su hija porque fue a buscar a su mujer y se acercó al mostrador. En ese momento, Michael Jackson se vino hacia nosotros, se sacó el barbijo y el sombrero, se levantó los anteojos y habló con nosotros"
Hernán continuó relatando su experiencia inolvidable: "Se acercó y dijo 'qué linda bebé', nos preguntó cómo estábamos y nos contó que usaba el barbijo porque se cuidaba mucho para evitar cualquier problema con la voz y no contagiarse de nada".
Llegó el momento de la retirada y el fin de un momento que Barreiro no olvida más. En primer lugar, le preguntó a la secretaria de Héctor Caballero si efectivamente era Michael Jackson, dado que el artista acostumbraba a viajar con dobles en sus giras para distraer. La mujer le confirmó que era, porque además estaba con el padrastro, y él pudo confirmar que la firma que consiguió en un disco es la misma que realizaba.
"Yo me tenía que ir a Villa del Parque desde el Alto Palermo, me fui en taxi aunque salía caro porque no iba a andar con el disco firmado por él así nomás".
El 13 de octubre del 93, la historia llegó a un diario, no salió el 12 porque había ocurrido tarde, y hasta la fecha, Hernán Gustavo Barreiro guarda el disco firmado, la tarjeta del custodio, el recorte del diario y su credencial como trabajador de Musimundo.